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EL CÓRNER INGLÉS
Columna
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La desesperación de los ingleses

Si a alguien se le ha pasado por la cabeza la idea de que la selección española está pasando por un mal rato, que hable con los ingleses. Los pobres, que viven los colores patrios con tanta locura, sí saben lo que es sufrir.

Inglaterra y España, como ya es conocido, están unidos hace tiempo por la singular calamidad de que poseen dos de las tres ligas de fútbol más poderosas del mundo pero, a la hora de la verdad, sus respectivas selecciones siempre decepcionan.

Pero hoy, esta misma semana, se ha abierto una nueva brecha. España, victoriosa contra Argentina, vuelve a soñar, mientras que para Inglaterra, tras la vergonzosa derrota sufrida el miércoles contra Croacia en la Eurocopa, es el fin del mundo. La mañana después del partido el diario the Sun demostró por qué es el diario de mayor venta en el mundo occidental al dar con un titular que reflejó el abatimiento con el que despertaron los ingleses tras aquella pesadilla. "¡Ni idea", clamó the Sun, "ni esperanza!".

Ver jugar a España contra Argentina una hora después del Inglaterra-Croacia fue disfrutar con los Harlem Globetrotters, con el Brasil de Pelé, la Holanda de Cruyff. No es ninguna exageración. No hay palabras para describir lo deplorable que fue la actuación de Inglaterra en Zagreb. El cronista del Sun se acercó un poco al comentar: "Somos el país que dio el fútbol al mundo. Hoy no sabemos ni jugarlo".

Pero lo peor no es eso. Lo peor no es que la selección inglesa fuera incapaz de hilvanar más de dos pases seguidos contra Croacia; que hicieran su pimer disparo a puerta en el minuto 90; que el mejor jugador inglés fuera el portero (y esto a pesar de que su pifia en el segundo gol pasará a la historia); que el resultado final de 2 a 0 no reflejara ni de cerca el abrumador dominio de Croacia, un país cuya poblacíon (4,8 millones) es la decima parte de la inglesa. Lo peor tampoco es que en la anterior eliminatoria de la Eurocopa, cero a cero en Manchester contra Macedonia (población dos millones), el equipo rival jugara con más fluidez y creara más ocasiones de gol.

Lo peor es que la federación de fútbol inglés ya hizo lo que le exigía todo el mundo después del fracaso del Mundial. Despidió al entrenador y puso a uno nuevo. Que a su vez despidió al capitán.

Por eso no hay ahora "ni idea, ni esperanza". Los españoles todavía pueden seguir alimentando la idea de que, con un buen sustituto para Luis Aragonés, la selección haga algo notable un día de estos. Puede incluso ser que la debacle inglesa unida al triunfo contra Argentina obligue a una reflexión más pausada antes de nombrar un nuevo seleccionador.

Inglaterra, mientras, está de luto. El único consuelo es que este fin de semana volvió a empezar la liga. Lo que dará tiempo para olvidar. Hasta que vuelva la pesadilla. Hasta que, de aquí a cinco meses, vuelva el horror de la Eurocopa y la selección tenga que medirse contra Israel, en Israel. Visto desde aquí, desde lo acontecido esta semana, no hay dios -ni uno solo de los que habitan esas tierras- que les ayude.

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