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Reportaje:

El lenguaje de los fósiles

Los ricos yacimientos de roedores de España sirven para explicar la extinción de especies

En Cascante (Teruel) unas desnudas colinas muestran estratos perfectamente delineados que de lejos pueden confundirse con antiguos aterrazamientos. Sin embargo, son la huella de los cambios en el giro de la Tierra alrededor del Sol entre hace 10,2 millones de años y 8,9 millones de años. En este terreno se pueden encontrar numerosos fósiles de roedores de aquella época. Todo un muestrario que ha servido, junto a otros de Madrid y de la zona de Calatayud-Daroca para que científicos españoles y de otros países europeos relacionen el tiempo que dura una especie de roedor antes de extinguirse y ser reemplazada por otra con dos tipos de estos cambios periódicos en la órbita terrestre.

Ochenta mil dientes molares procedentes de 132 linajes de roedores que poblaron la península Ibérica a lo largo de 22 millones de años constituyen el testimonio sobre el que se han basado los científicos, liderados por el holandés Jan A. van Dam, para reforzar una hipótesis sobre la extinción de especies. Como explican hoy en la revista Nature, han encontrado en las especies de roedores ciclos medios (que incluyen la aparición, la extinción y el reemplazo) de 2,5 millones de años (ya observados con anterioridad en mamíferos) y de un millón de años. Los investigadores, entre ellos los españoles Ángeles Álvarez Sierra y Pablo Peláez Campomanes, relacionan la duración de estos ciclos con los cambios climáticos inducidos periódicamente por las variaciones en la excentricidad de la órbita y la inclinación del eje de la Tierra. Estos cambios climáticos, que se dan cuando la excentricidad es mínima y cambia la inclinación y consisten en un enfriamiento global y variaciones en las precipitaciones a escala regional.

"La aparente correlación entre la configuración orbital, los acontecimientos climáticos y el reemplazo de los roedores sugiere que este último está controlado por un cambio climático forzado astronómicamente", explican los investigadores. "Esta hipótesis astrónómica proporciona una pieza crucial que faltaba en el rompecabezas de la evolución de los mamíferos en los niveles de especie y de género", continúan y concluyen que su estudio podría ser aplicado a otros mamíferos y otros grupos biológicos.

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