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La dimisión del alcalde del PP abre una nueva crisis en el Ayuntamiento de Xeresa

El municipio de Xeresa (La Safor), con poco más de 2.000 habitantes, afronta su segunda crisis de gobierno en esta legislatura. El alcalde popular, José Ferragud, un conocido empresario de la localidad, convocó ayer un pleno extraordinario y urgente para anunciar que renunciaba al cargo "y a la política". Argumentó no sentirse "respaldado" por el resto de compañeros de gobierno y que las desavenencias internas eran ya insalvables. La decisión se precipitó la noche del martes. Ferragud convocó una sesión plenaria para retirar a su compañera de gobierno, Rosa María Cardona, la dedicación exclusiva como teniente alcalde. Ferragud acusó a la edil, hasta entonces una de sus personas de confianza, de irregularidades en las cuentas municipales.

La dirección comarcal del PP en La Safor negó ayer que la precipitada decisión del alcalde vaya a producir una situación de "ingobernabilidad" o "crisis" en el municipio, y aseguró que el resto de miembros del grupo popular "están unidos", por lo que en diez días podría resolverse el futuro gobierno local. La dirección comarcal había intervenido en el enfrentamiento interno de Xeresa, pero su presidente, Salvador Enguix, reconoció que "las posturas eran ya irreconciliables".

El PP de Xeresa, con cinco concejales, gobierna con mayoría absoluta. Los grupos de la oposición, Bloc (tres concejales) y PSPV (un edil), coincidían ayer en que no les sorprendía la decisión de Ferragud. Para el portavoz socialista, el empresario "sólo ha buscado intereses particulares" en su poco más de año y medio en la alcaldía.

El portavoz nacionalista, Tomás Ferrandis, considera que la decisión de Ferragud "está provocada por la crisis interna del PP, que arranca desde el nombramiento de Ciprià Fluixà como candidato del partido". Condenado a inhabilitación por prevaricación, Fluixà dejó al alcaldía en enero 2005.

Le sustituyó Ferragud, cuya gestión no ha estado exenta de polémica. Vecinos y oposición criticaron la privatización de la gestión del agua potable y el alcantarillado, y le acusaron de "regalar" a la concesionaria el pozo de agua que abastece al municipio y que costeó la población con contribuciones especiales. También fue polémica la decisión de Ferragud de recalificar unos terrenos que habían sido de su propiedad, y que antes de ser alcalde vendió para la construcción de 50 adosados. Una vez en el sillón de mando, impulsó una modificación del plan general que incrementó la edificabilidad en dicha parcela y triplicó el número de viviendas a construir.

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