España se la juega en una situación volcánica

Con Raúl desterrado, Vicente en un exilio voluntario, Morientes cuestionando las formas del seleccionador con el ex capitán y Joaquín amplificando el "despelote" del equipo nacional, España se mide hoy a Suecia en un duelo crucial tanto para clasificarse para la Eurocopa de 2008 como para el futuro inmediato de la selección. Y lo hace en medio de una situación volcánica, con Luis Aragonés en el alambre y una federación que proclama por las esquinas que se le renovará el contrato pase lo que pase. España llega a la cita con un considerable alboroto a su alrededor, con un sinfín de incertidumbres tras el varapalo de Belfast y las idas y venidas de un técnico que no logra dar con la tecla adecuada. El revuelo es tan formidable que Vicente ha rechazado la convocatoria al alegar que sigue un plan específico de recuperación olvidando que en la selección no sólo hay fisioterapeutas cualificados, sino que está el doctor Jorge Candel, su médico en el Valencia. "Creo que todo el mundo está comprometido con la selección. Que lo estén con Luis es otra cosa", sostuvo ayer el técnico.

Mientras unos y otros atizan la hoguera, Luis reconoce que perder en Estocolmo sería "un duro golpe", al tiempo que maquilla una posible derrota porque "quedarían muchos partidos para remontar". Pero sabe que este partido le puede sentenciar. Sin Raúl, se ha jugado un órdago y otro patinazo le dejaría en una situación insostenible. Esta vez no hay repescas y, si se aleja de Suecia y Dinamarca, los dos huesos de su grupo, España perderá el hilo con la siguiente gran cita, algo que no sucede desde la Eurocopa sueca de 1992.

Frente a un rival que también es un polvorín tras la retirada de Larsson, su último gran jerarca, y la espantada de su teórico sucesor, el irreverente Ibrahimovic, Luis se plantea conceder la iniciativa. "A Suecia le gustaría jugar a la contra, pero esta vez no podrá", dijo ayer. Toda una declaración de intenciones. España, según el guión de Luis, dejará maniobrar al contrario y se blindará en la banda derecha para bloquear a Edman, un lateral de largo recorrido, y a Ljungberg, el más rutilante de los suecos. De ello se encargarán Sergio Ramos y Angulo, que hará de tapón por delante del defensa madridista. Luis quiere mantener un 4-4-2, pero de forma asimétrica. Si Angulo se desplegará por la derecha, la orilla izquierda quedará cubierta por Cesc, que no tiene hábitos de extremo. Por delante de Albelda, que se mantiene como pivote escoba, es muy probable que se enquiste Xavi, y no Iniesta como ha probado durante la semana. Luis se espera un partido con un "alto ritmo", fruto de la "superior condición física" de Suecia.

De que España sepa o no imponer su mayor destreza técnica dependerá en gran parte no sólo su futuro, sino el del seleccionador. Un entrenador que 29 partidos después de su bautizo se encuentra más presionado que nunca. España no ha remontado el vuelo, más bien al contrario, y la hoguera está prendida. Luis llegó invocando una "gran sentada" para analizar los males de España y dos años después ni siquiera se telefonea con el capitán. Ha decidido jugársela él solo. Y hoy es su día.