Segundas conclusiones
Nunca es tiempo perdido
discutir con los sumos sacerdotes
la existencia de Dios.
Se aprenden cosas de los hombres.
Es como discutir asuntos de belleza
con devotos del arte y padres de la patria.
La acuarela sensible,
el paisaje bonito,
la página exquisita, nos convencen
de lo que no debemos escribir.
Pero entre todas las lecciones
hay una que conviene no olvidar.
Es la que recibimos al compartir un sueño
con el amigo puro
que acostumbra a mezclar la poesía y la ley,
o la verdad y los castigos.
Sin hacer equipaje de rencores,
sin bromas en el reino de los justos,
uno aprende a cambiar de domicilio.
Resulta imprescindible
medir el tiempo de la realidad
y que no sea demasiado tarde.
'Segundas conclusiones' pertenece al libro inédito Vista cansada.
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