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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Los nuevos 'tories'

Giro al centro y desnudar al partido de su tradicional principio de rebajar impuestos. Ésa es la filosofía con la que David Cameron confía llevar a los conservadores al poder de nuevo en las elecciones de 2009 en el Reino Unido. El congreso anual de los tories se ha celebrado esta semana en Bournemouth en un clima de moderada euforia gracias a las encuestas que les colocan en su mejor índice de aceptación de los últimos 20 años y por delante por primera vez de los laboristas, que gobiernan desde 1997. Con todo, la ventaja de entre cuatro y siete puntos se ha reducido tras el reciente anuncio de Tony Blair de que dejará la jefatura de gobierno antes de un año. Pero su ventaja puede aumentar si los labour optan finalmente por el ministro de Hacienda, Gordon Brown, como sustituto de Blair, porque Cameron no genera hostilidad.

La popularidad de Cameron se debe en buena parte a los fallos y querellas internas de los laboristas antes que a su propia agenda. Entre otras razones, porque este político, de 39 años, se resiste a mostrarla. Primero, dice, hay que preparar el terreno y luego construir la casa. Los más malvados afirman que no tiene agenda y que este joven de familia acomodada y que trabajó antes de pasar a la política en el mundo de las relaciones públicas es sólo imagen y apenas sustancia, a diferencia de Brown. "La sustancia no es un plan de 10 puntos, es algo más profundo. Es tomarse el tiempo para reflexionar antes que despachar las respuestas fáciles que la gente quiere escuchar", ha afirmado ante sus huestes. Todo eso suena bien, pero no es seguro que signifique algo. En cualquier caso, es evidente que esa fórmula está muy en boga hoy día en Europa para llegar al poder.

Ni a la baronesa Thatcher ni a la vieja guardia tory les debe agradar que el líder del Partido Conservador hable de reducir impuestos como último recurso y de poner más énfasis en la mejora de los servicios públicos, especialmente la sanidad, bastante deteriorada. Los nuevos tories parece como si quisieran seguir el ejemplo de la alianza conservadora de Reinfeldt, que ha triunfado en las recientes elecciones en Suecia deslizándose hacia posiciones centristas, o del PP de Aznar en su victoria de 1996. Y con ese desplazamiento hacia el centro han logrado no diferenciarse mucho de los laboristas en asuntos como el de la inmigración, el terrorismo o Europa.

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