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Reportaje:

Barcelona-Buenos Aires en 120 horas

Pasajeros de varios vuelos de Air Madrid coinciden en el hotel donde la compañía hospeda a clientes de vuelos retrasados

Daniel Verdú

A algunos siempre les cuesta más que a otros volver de las vacaciones. Hernán Boeri regresaba a Buenos Aires el pasado viernes después de un mes en España. Su vuelo, con Air Madrid, salía de Barcelona hace una semana. Pero la madrugada del miércoles se vio haciendo los últimos amigos del viaje en el hotel Auditorium de Madrid. "El día en que salía mi vuelo me dijeron que no había plaza. La habían vendido. Me ofrecieron 600 euros de compensación y viajar en bussines el miércoles siguiente para compensarme", recuerda. Estuvo cuatro días en Barcelona. Pero el día de su nuevo vuelo descubrió que ya no viajaba en bussines. "Dijeron que me lo habían ofrecido porque no había plaza en turista", explica. Aceptó "el engaño" porque "quería volver cuanto antes". El billete le había costado 1.100 dólares.

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Pero cuando llegó a Madrid para cambiar de avión, su vuelo había sido reprogramado. "El avión salía a las 13.30. Me dieron la tarjeta de embarque y sin que nadie me advirtiera, vi que la hora de salida eran las 23.00", denuncia.

Como las otras 170 personas que no supieron a tiempo de la reprogramación de su vuelo, Hernán terminó matando el rato en un hotel de cuatro estrellas cercano al aeropuerto de Barajas, donde Air Madrid aloja a los pasajeros de aviones reprogramados o con retraso.

Por ese hotel han pasado en la última semana los viajeros de varios vuelos de esta compañía. Según fuentes de la empresa, todos los retrasos, que en algunos casos han llegado a superar las 30 horas, se deben al efecto dominó causado por un problema en un avión que salía a Quito el pasado domingo. "El avión recibió un impacto en tierra y tenía un agujero en el fuselaje. La reparación, de la que se encarga otra compañía aérea española, fue más larga de lo previsto. A partir de ahí, se retrasaron los otros vuelos", justifican en la empresa.

La compañía cuenta con siete aviones grandes que realizan vuelos transoceánicos, y dos pequeños para vuelos de corta distancia. Normalmente, disponen de un avión vacío que hace las veces de sustituto. "La mala suerte es que ahora el avión de back-up está en Alemania reparándose", explica Julio Martínez, adjunto a la presidencia de Air Madrid.

El avión que el domingo volaba a Quito salió con 30 horas de retraso. El siguiente, también a Quito, acumuló una demora de nueve horas y mantuvo al pasaje cinco horas dentro de la aeronave antes de despegar. El avión de Hernán, cinco días más tarde de lo que tenía él previsto, despegó a las 2.30 de la madrugada del jueves. Una hora de la que nadie en el mostrador les informó. "Air Madrid no tenía personal de tierra. Nadie nos ha informado de nada. En las pantallas no decía que el vuelo salía con retraso. La única pista era la hora que aparecía en la tarjeta de embarque", protesta Igor. A él, el vuelo le costó 800 euros.

Susana y Hugo, una pareja de jubilados argentinos vino el 9 de septiembre a España a ver a sus hijos. Al llegar al aeropuerto de Buenos Aires, su vuelo había sido reprogramado. "También nos llevaron a un hotel cercano", recuerdan desde el hotel al que les han llevado en esta ocasión. Por culpa de aquel retraso, perdieron el vuelo que tenían de Madrid a Málaga para ir a ver a sus hijos. "Tuvimos que volver a pagarlo, 99 euros cada uno", protestan. Desde la compañía aseguran que Air Madrid paga todas las conexiones y vuelos perdidos por culpa de retrasos. "Si estos señores no han recibido el dinero", dicen, "es que no lo reclamaron".

"Es legal reprogramar si se avisa con 24 horas de antelación", asegura Air Madrid. "Así se cubren las espaldas y pueden reventar los aviones. Por eso no van nunca vacíos", denuncia Igor.

"Quizá apuran demasiado las escalas para los aviones que tienen. En cuanto se estropea uno, se acumula un retraso que a veces cuesta varios días de recuperar", apuntan algunos desde el sector.

Pero Air Madrid no cree que ese sea el problema. La compañía empezó a volar en mayo de 2004 con un capital social desembolsado de seis millones de euros y un complejo accionariado. Tras un corto y tormentoso periplo, José Luis Carrillo, propietario de un grupo turístico que acoge agencias de viajes, el operador Optursa y la cadena Hoteles Gobales, con 37 establecimientos en propiedad quedó como único propietario.

Air Madrid realiza 817 vuelos mensuales a 13 destinos europeos y a 11 suramericanos. Según la compañía, ninguno de sus aviones vuela más de 115 horas semanales, lo que según ellos, es la media en todas las compañías. "No es un problema de falta de aviones. Ha sido un problema de mala suerte en la última semana", aseguran. Por su parte, la Dirección General de Aviación Civil ha abierto una investigación sobre los retrasos de esta compañía.

Un autobús recogió el miércoles por fin a las doce de la noche a los pasajeros del vuelo de Hernán. Estaban empezando a perder la paciencia y a organizarse para realizar una protesta. El avión salió a las 2.30 rumbo a Tenerife, donde, según algunos viajeros, estuvo parado más de dos horas y donde éstos decidieron poner una demanda conjunta a la compañía. En el hotel Auditorium estaban todavía ayer por la mañana los pasajeros de un vuelo de Air Madrid que salía con retraso a Santiago de Chile. "No somos la compañía aérea que más pasajeros hospeda en ese hotel por retrasos en sus vuelos", alegan.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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