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Debate de política general

Pla acusa a Camps de tomar decisiones y dejar que otros paguen las consecuencias

El socialista dice que el presidente recurre sistemáticamente a la repetición y al engaño

El socialista, Joan Ignasi Pla, acusó ayer al jefe del Consell de actuar como "un falso profeta" que confunde la ficción con la realidad y recurre a la repetición y al engaño para convencer a los ciudadanos. "Tapa un plan con otro y cada nuevo plan es una campaña de publicidad", dijo Pla, que acusó a Camps de tomar decisiones que acaban pagando siempre terceros. "Nos endeuda a nosotros y a nuestros hijos, y lo que falta se lo pide a Zapatero", le soltó el socialista al popular, que acabó levantando la voz para arremeter contra el PSOE y la moción de censura del día anterior.

"Aquí ha venido a hacer un debate de investidura en vez de dar cuenta de su gestión", dice Pla
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El portavoz y secretario general del PSPV, Joan Ignasi Pla, salió ayer a la tribuna seguro. Y advirtió de que si el día anterior había intervenido como candidato a la presidencia en la moción de censura, éste lo hacía como líder de la oposición dispuesto a cantar las verdades del barquero.

Y empezó con un resumen de conclusiones de carácter personal. "Se imaginan que hoy no hubiese estado en el escaño, ¡qué gran error cometió ayer en la moción de censura! Hoy hemos visto una gran transformación. Ha recuperado la voz y ha pasado de la ausencia a la prepotencia", dijo Pla.

Luego argumentó por qué ya no respeta a Camps "en lo político". "Ha confundido el Palau de la Generalitat con su comité electoral. Utiliza lemas y consignas institucionales y pide el voto en casa de todos los valencianos, confundiendo el papel que está representando. Confunde la ficción con la realidad".

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En este punto, Pla intentó desgranar las razones por las cuales considera que Camps es "un falso profeta". Primero explicó que Camps tiene el mismo "estilo" que José María Aznar con las armas de destrucción masiva en Irak y Ángel Acebes en su empeño con relacional el 11-M con ETA, es decir "la repetición y el engaño". Y después eligió algunos ejemplos de los gordos para avalar su tesis.

Sobre la afirmación del Consell y el PP de que la Generalitat ha logrado el equilibrio presupuestario, Pla recordó que si hay un plan de saneamiento obligado por el Estado será por algo y luego leyó un párrafo de los presupuestos generales del Estado del 2007 sobre la deuda prevista por la Administración valenciana que dejó lívido a más de un popular. Más tarde volvió sobre la materia para recriminar al jefe de Consell por bajar los impuestos en vez de bajar la deuda a las generaciones futuras.

Respecto a los hospitales, el portavoz socialista recordó que Camps había prometido 13 nuevos hospitales en 2007, que ahora ya son para 2008 y que la legislatura acabará con un solo centro hospitalario de nueva creación. En materia de educación, Pla aseguró que de 2000 a 2006 se han abierto 35 colegios nuevos y el resto hasta 218 son reformas.

Pla también se atrevió a medirse con el triunfalismo de Camps en materia de empleo y reconoció que los puestos de trabajo y los ocupados han crecido, pero también los parados (un 12% respecto a 2003). El rosario de críticas incluyó el accidente de metro, la atención a mujeres maltratadas y discapacitados, atención sanitaria y financiación de las universidades.

"Aquí ha venido a hacer un debate de investidura en vez de dar cuenta de su gestión", sentenció el dirigente socialista que volvió a reiterar su oferta de pacto a Camps para luchar contra la corrupción. "Se pasa dos meses haciendo promesas y los otros diez incumpliéndolas", insistió Joan Ignasi Pla.

La replica del presidente del Consell fue defensiva. Camps le reprochó a Pla que criticase su gestión sobre la base de que el Ejecutivo no dice la verdad, luego insistió en la veracidad de sus datos y acabó por recriminar al portavoz socialista la moción de censura y sus acusaciones de que tolera la corrupción.

Para Camps la decisión de presentar una moción de censura fue fruto de la necesidad de los socialistas de "crispar el ambiente para lograr mejores resultados electorales". "Los valencianos no se merecen que la oposición se haya ido al monte", dijo el presidente de la Generalitat, que poco más tarde recurriría al tremendismo: "Me da terror que el gobierno valenciano caiga en manos de la izquierda radical. Lo de Cataluña ha sido un desastre y lo que está pasando en Galicia no lo quiero en la Comunidad".

El atropello del hombre invisible

La decisión de Camps de hacerse invisible el pasado miércoles en el debate sobre la moción de censura hizo que Pla, aun sin pretenderlo, acabase por atropellarlo, políticamente hablando. Razón por la cual, Camps optó ayer por bañarse en la tintura de su gestión -"la mejor de la historia", según sus palabras- y buscar el cuerpo a cuerpo con Pla, que el día antes se había presentado de presidente.

Para ello, el presidente de la Generalitat le lanzó dos retos a Pla: celebrar un debate cara a cara sobre el patrimonio personal que tiene cada uno y acudir juntos a las inauguraciones de los nuevos colegios que tanto el consejero de Educación como el propio Camps tienen previsto realizar desde ahora hasta las elecciones.

Sin embargo, la estrategia no salió bien, por mucho que los gritos de ¡torero, torero! y ¡bravo, bravo! pronunciados por el diputado popular Rafael Ferraro y algún otro colega de bancada intentasen dar la sensación de que Camps salía por la puerta grande.

A la primera oferta de un debate sobre el patrimonio personal para zanjar la cuestión de la corrupción, Pla -"el candidato de la sospecha", en palabras de Serafín Castellano- dijo que sí. "Si quiere que saquemos las cuentas, lo hacemos mañana", prosiguió Pla, "pero yo le propuse hacer públicas no sólo su declaración y la mía, sino la de todos".

A la segunda oferta Pla también dijo que sí, pero le recordó que todavía estaba esperando una anterior invitación presidencial para ver desaladoras a California. Luego, el socialista reiteró su disposición a ir con Camps a ver colegios, aunque añadió: "Espero que me lleve a ver los 800 barracones en los que estudian más de 20.000 niños".

Y Camps, todavía sin estar recuperado del debate de la jornada anterior, replicó: "Iremos a ver las instalaciones provisionales y al lado le enseñaremos el plano del colegio que se está construyendo".

Total, magro resultado el de Camps, que el primer día ignoró a Pla y el segundo consiguió que le tomase la mano.

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