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Crónica:Fórmula 1 | Gran Premio de China
Crónica
Texto informativo con interpretación

Carrerón y liderato para Schumacher

Excepcional remontada del alemán en dura pugna con un Alonso perjudicado por los neumáticos y un error en un repostaje

El Campeonato del Mundo de fórmula 1 se ha puesto al rojo vivo. No sólo porque Michael Schumacher y su Ferrari han igualado la puntuación de Fernando Alonso (116) y le han arrebatado un liderato que mantenía desde marzo de 2005, cuando lo asumió en la segunda carrera, en Malaisia, sino porque el duelo que mantienen estos dos pilotos promete ofrecer algunos de los momentos más brillantes de la historia y mantener viva la emoción hasta el minuto final en las dos citas que restan. Schumacher sumó ayer, en el Gran Premio de China, su séptima victoria del año -la 91ª en total- y supera ya en una las de Alonso -por eso es el líder actual -, que no se impone desde el 25 de junio en Canadá. El alemán, de 37 años, tendrá en Japón la primera ocasión de ganar su octavo título si se anota la carrera y Alonso no puntúa.

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La de Shanghai fue otra carrera para enmarcar. Volvió a certificar cuáles son los dos mejores pilotos del momento en el Mundial. Schumacher salió desde la sexta posición de la parrilla, con muy pocas esperanzas de poder alcanzar a Alonso y evitar que el español se alejara de nuevo. Alonso partió desde la pole position, secundado por su compañero de equipo, Giancarlo Fisichella, en la primera línea y con todos los elementos favorables para realizar una excelente carrera. Pero el tiempo jugó su baza de forma definitiva y resituó a cada uno aleatoriamente. Llovió durante toda la mañana en el circuito chino, pero no en el curso de la carrera. Y la pista quedó en una situación de humedad, pero con poca agua, adquiriendo el tono que más les convenía a los neumáticos Bridgestone, los que calza Ferrari.

Ésa fue en realidad la clave que permitió a Schumacher remontar de forma brillante, con pasadas espectaculares y una conducción muy agresiva, hasta alcanzar a Alonso y Fisichella y superarles sin que ellos tuvieran ninguna posibilidad de réplica. Los tres habían salido con neumáticos intermedios, los que se utilizan para correr sobre mojado, pero con poca agua en la pista. Y los tres tenían muy claro que, a medida que se fuera secando el asfalto, los Bridgestone irían dando alas al alemán, que había demostrado ya en Hungría hasta dónde podían llevarle en condiciones de humedad. Schumacher sufrió al principio, cuando el agua aún no se había achicado. Y llegó a perder hasta 25 segundos en relación a Alonso tras las 14 primeras vueltas.

Sin embargo, tras la desaparición por rotura del acelerador (vuelta 19ª) de un Kimi Raikkonen que había sido la peor amenaza para los dos Renault en las vueltas iniciales, el duelo quedó ya configurado entre los dos bólidos amarillos y azules y el de Schumacher. El primer aviso le llegó a Alonso cuando sufrió una ligera salida de pista que le costó unos tres segundos. El segundo fue la pérdida evidente de efectividad de los neumáticos del español, que fue adelantado por Fisichella en la vuelta 30ª y por el mismo Schumacher un giro después. El tercero, la mejora espectacular de los tiempos de Schumacher según la pista se iba secando y sus neumáticos intermedios se movían como pez en el agua.

Todo esto cambió el panorama. Y la situación de Alonso se agravó aún más con los problemas de graining que afrontó tras su primer cambio de neumáticos -sólo montó nuevos los delanteros- y con el error de su equipo en el segundo revituallamiento, en el que un problema con la rueda derecha trasera -otra vez- le costó nada menos que 19 segundos. Estas dos circunstancias le dejaron a 53 segundos de Fisichella y de Schumacher, que se disputaban ya el liderato, y le relegaron hasta una sexta posición ficticia por los repostajes. Pero entonces Alonso volvió a demostrar su grandeza y su calidad de pilotaje. Ya con neumáticos de seco -Schumacher los pondría cinco vueltas más tarde y Fisichella, seis-, fue arrebatando segundos a su compañero de equipo, que, eso sí, pareció muy predispuesto a cederle la segunda posición. Y concluyó la carrera en el segundo peldaño del podio, a tan sólo tres segundos del alemán.

"No", reconoció después el asturiano, "no le podía alcanzar. Michael estaba conservando muchísimo. No se arriesgaba. Pero, si me hubiera acercado con peligro, él habría tirado. No había quien le parara". Si no pudo Alonso, nadie era capaz de hacerlo. Porque, hoy por hoy, Schumacher y el ovetense son indiscutiblemente los dos mejores pilotos. Por eso lideran el Mundial en igualdad de puntos. Por eso uno de ellos será otra vez el campeón.

Schumacher, feliz tras su triunfo. Tras él, el Renault de Alonso.
Schumacher, feliz tras su triunfo. Tras él, el Renault de Alonso.EFE

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