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Reportaje:

El 'maná' de los parquímetros

Las empresas superan la caída del negocio convencional con el estacionamiento regulado

En los últimos tres o cuatro años, los conductores españoles han tenido que acostumbrarse a pagar por lo que antes era gratis: aparcar en el centro de las ciudades. Sin embargo, y pese a que estas zonas se han visto invadidas por centenares de parquímetros (15.000 en toda España) y ha cundido la impresión de que ayuntamientos y empresas concesionarias se hacen de oro, la realidad es que el emergente negocio de los parquímetros se mantiene en límites modestos y viene a suplir en parte la caída del negocio tradicional.

Mientras que la inversión por una plaza en superficie no excede de los 250 euros, en un aparcamiento subterráneo puede alcanzar los 9.000
La facturación del 'estacionamiento regulado en superficie' ha alcanzado unos 134 millones de euros en 2004, según estimaciones de DBK
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Pese al alarde provocado por la presencia de las maquinitas expendedoras y los vigilantes, el llamado estacionamiento regulado en superficie no habría facturado, según DBK, más que 134 millones de euros en 2004, el 29% de un total de 464 millones en todo el sector. Cifra que, si bien ha subido fuertemente tras las adjudicaciones de los últimos dos años (especialmente las del año 2005 en Madrid, con 87.000 nuevas plazas), sigue siendo poco espectacular.

En León, las 2.700 plazas en superficie que gestiona la empresa mixta Eulsa (en sociedad con Cintra) han producido el año pasado apenas 2,4 millones de euros de facturación y 550.000 euros de beneficios, una cifra que, según comenta Carlos Hurtado, secretario del Consejo de Administración de la empresa, "comparada con los 202 millones de euros de presupuesto municipal, es tan baja, que demuestra que los ayuntamientos no estamos poniendo la ORA para ganar dinero, sino para mejorar la sostenibilidad del tráfico". Algo similar pasa en Barcelona, cuya empresa municipal de aparcamiento, Barcelona Serveis Municipals (BSM), que tiene el monopolio de los parquímetros, facturó el año pasado 25 millones de euros.

Diferencias sectoriales

Tampoco las empresas afirman estar haciendo su agosto con la explosión de parquímetros. Vinci Park España, que facturará este año unos 25 millones de euros, obtendrá apenas seis millones de sus 31.000 plazas de aparcamiento en superficie, algo así como 200 euros por plaza al año. Muy distinta es la situación en los aparcamientos subterráneos. Con apenas 14.000 plazas, facturarán 19 millones, unos 1.350 euros por plaza al año. Esto se debe a que el aparcamiento en superficie es más barato y está operativo, para el concesionario, durante menos horas que el subterráneo. "Además", comenta Juan Alonso, director financiero de Vinci, "los ayuntamientos han ido endureciendo las condiciones de adjudicación. Se quedan con la parte del león".

En el caso de Madrid, ciudad en la que Vinci participa en un consorcio que se hizo con un contrato para gestionar 29.000 plazas durante 11 años prorrogables por otros 14, la empresa cobrará del Ayuntamiento, que se queda con el total de la recaudación, 439 euros por plaza al año. "Una suma", comenta Alonso, "que puede parecer alta pero que no lo es, pues de ahí tiene que salir toda la inversión en máquinas expendedoras, en los PDA que llevan los vigilantes y en señalización horizontal y vertical, algo que nos ha supuesto, en el caso de Madrid, unos siete millones de euros. Luego tenemos que pagar los sueldos de los 300 empleados y el mantenimiento de las máquinas y equipos utilizados. Lo que queda al final es una fracción de la suma percibida del Ayuntamiento".

Esto no ha evitado, por supuesto, que el sector se haya abalanzado sobre el nuevo negocio de los parquímetros, un formato que lleva varios años en España, pero que se ha acelerado en los últimos dos o tres años a la par con el fuerte incremento del parque automóvil y las dificultades financieras de algunos ayuntamientos, que han aconsejado externalizar el servicio, además de implantarlo. La explicación para este repentino interés es sencilla: si es cierto que no se trata de un negocio que genere grandes facturaciones, no es menos verdad que es muy seguro y estable, y tampoco exige grandes inversiones. "Mientras que la inversión por plaza en superficie no excede los 250 euros", reconoce Alonso, "en un aparcamiento subterráneo puede alcanzar los 8.000 o 9.000 euros".

Buena alternativa

Las empresas del sector no están, además, en condiciones de hacerle ascos a esta lluvia de parquímetros que ha inundado ya a ciudades de tercera y cuarta categoría y que, según dicen en Asesga, la patronal del sector, "ya supone un total de 500.000 plazas, 15.000 parquímetros y 3.000 personas empleadas". Pues, como señala DBK en un informe, el crecimiento del negocio en aparcamientos subterráneos "entró en una fase de desaceleración a partir del año 2001". Teniendo en cuenta que los mejores sitios de los centros urbanos están ya cogidos y que en muchos lugares de la periferia resulta difícil lograr rentabilidad con las nuevas instalaciones, las zonas de parquímetros son una buena alternativa para estas empresas.

Compañías como Acciona Aparcamientos, Cintra, Setex o Vinci Park están logrando incrementos de facturación entre el 10% y el 15% debido a su expansión en el segmento regulado. Tan fuerte ha sido esta entrada, que sus carteras de negocio han cambiado drásticamente en los últimos años. Si hace años el grueso de sus plazas estaba en los sótanos de los edificios, ahora está a pie de acera. De las 252.000 plazas que tiene Cintra (filial de Ferrovial), 158.500 son de superficie, según informan en la empresa. Igual le pasa a Eyssa, filial de FCC. "Tenemos 140.000 plazas en superficie (en ciudades como Madrid, Alicante, Salamanca, Lleida, Marbella...) y apenas 13.000 subterráneas", comenta un portavoz de FCC. Otras empresas del sector podrían contar historias muy similares y que demuestran que, también a ellas, la ORA les ha cambiado la vida.

La instalación de parquímetros ha generado numerosas protestas en algunas ciudades españolas.
La instalación de parquímetros ha generado numerosas protestas en algunas ciudades españolas.CARMEN SECANELLA

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