Problemas acústicos

El concierto de presentación de la Fundación Lauri-Volpi tuvo lugar en el salón de baile del Palacio del Marqués de Dos Aguas, con el propósito de recordar la amistad que unió a González Martí con el gran tenor italiano (1892-1979), cuyos últimos años de vida transcurrieron en Burjassot. La fundación, que tiene entre sus objetivos promover a nuevos valores en el campo de la lírica, acertó en cuanto a la estética del marco: un encantador entorno dieciochesco para una sesión centrada, sobre todo, en Mozart. El genio de Salzburgo vió interpretadas muchas veces sus obras en sitios similares. Y, sin duda, tendría que sufrir con frecuencia los problemas acústicos de un espacio con grandes espejos y ventanales, como se sufrieron aquí el pasado jueves. El grupo de viento MoonWinds, liderado por uno de los valores más sólidos que tenemos hoy entre los músicos valencianos (Joan Enric Lluna), sonó mucho peor que en febrero, cuando se les escuchó en el Auditorio de Torrent. Isabel Monar y José Antonio López, cada vez más dueños de sus recursos y a quienes hemos oído numerosas veces acompañados por una orquesta completa, quedaban empequeñecidos (sobre todo la soprano) por obra de ocho o nueve instrumentos. Sin demasiado espacio entre cantantes e instrumentistas, ni entre éstos y el público, el sonido en su conjunto resultaba duro, comprimido, algo chillón. Son bromas pesadas de la acústica, causados por los materiales y la configuración del recinto. Con ella tuvieron -y tienen aún muchas veces que lidiar- compositores e intérpretes. Máxime ahora, cuando el público está acostumbrado a salas verdaderamente acondicionadas para la música.

En cualquier caso, Isabel Monar, asumiendo cada vez mejor el papel de la Condesa (hizo de Condesa y Susana en la "mini-reducción-transcrita" de Las Bodas de Fígaro que se escuchó allí) y José Antonio López, sólo inseguro en un par de agudos, cumplieron sobradamente: bastante tenían con hacerse oír por encima del hipertrofiado acompañamiento que les proporcionaba la sala. Los componentes de MoonWinds, sin embargo, aunque gustaron mucho, no parecieron llegar al nivel de excelencia de su primer concierto y del que ha exhibido siempre su líder, Joan Enric Lluna. Aquel estudio milimétrico del fraseo, aquella expresividad concentrada, aquella sonoridad perfecta, ya no eran tales.

Ojalá todo sea un problema de cristales y espejos.