Depósitos esponja para ganar autonomía
PARA GREGORY OLSON, científico jefe del laboratorio HRL de California, el éxito comercial de los coches de hidrógeno pasa por mejorar su autonomía, y para lograrlo hay que desarrollar depósitos que almacenen más combustible en menos espacio. La solución: contenedores que funcionen como esponjas, capaces de absorber gran cantidad de carburante en relación con su tamaño. El HRL trabaja para General Motors y Boeing, sus propietarios, pero realiza aportaciones a sectores tan diversos como el aeronáutico, militar o médico.
El prototipo Sequel incluye los depósitos más avanzados del momento: bombonas con hidrógeno gaseoso a alta presión (700 bares) que almacenan ocho kilos y permiten recorrer 480 kilómetros. El inconveniente es que estos depósitos salen caros y son demasiado grandes, más del doble que los actuales. Un kilo de hidrógeno aporta la misma energía que cuatro litros de gasolina, pero requiere más espacio: 4,5 kilos a 700 bares de presión ocupan 100 litros.
El hidrógeno se puede almacenar en estado físico (como líquido o gas) o en estado químico, utilizando otro material como soporte, lo que resulta mucho más eficiente. Para desarrollar este soporte se experimenta con una combinación de nanopartículas y aleaciones de metales ligeros (magnesio, litio, sodio) que en teoría permitirá almacenar los ocho kilos de hidrógeno del Sequel en un 60% menos de espacio. Olson advierte que faltan todavía varios años de investigación, pero confía en tener listos los nuevos depósitos para 2010.