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Reportaje:

1.240 millones para una tribu

Una multinacional, obligada a ceder acciones a Bakofeng, un pequeño reino de Suráfrica donde explota minas de platino

La segunda empresa productora de platino del mundo, Impala Platinum Holdings, cederá más de 1.240 millones de euros en acciones a la tribu de los Bafokeng, que auna a unas 300.000 personas y en cuyas tierras, situadas a 150 kilómetros al Norte de Johannesburgo (Suráfrica), la empresa minera realiza sus trabajos.

El anuncio, realizado el pasado jueves, supone para la empresa el cumplimiento de la legislación vigente en Suráfrica que regula que un 26% del accionariado de las grandes empresas debe estar en manos de población negra.

La tribu de los Bafokeng es conocida como la tribu del Cocodrilo, un símbolo totémico que todavía adoran. Establecida en la zona norte del país, en 1700, y dado que la República de Suráfrica había prohibido la posesión de tierras por parte de la población negra, el rey Makgoatle, un hacha en las finanzas, decidió enviar a los jóvenes a trabajar a las minas de oro recién descubiertas en Kimberley y en las inmediaciones de Johannesburgo. A su vuelta, los jóvenes cedían su salario para la compra comunal de tierras, que los misioneros protestantes, aliados con el rey, llevaron a cabo en su nombre. Estas tierras son las que ahora conforman el segundo depósito de platino mayor del mundo.

Descubierto el yacimiento en 1925, las empresas mineras han tenido que pagar derechos a la tribu para abrir la tierra y han convertido así a los Bafokeng en un grupo muy poderoso en Suráfrica. El rey Makgoatle falleció en 1891 y no llegó a ver los dividendos que su tierra ha dejado.

Leruo Molotlegi, actual representante de esta monarquía, es quien firmó el pasado jueves el acuerdo, que convierte a la firma Royal Bafokeng Ressources (RBR), la empresa formada por la tribu para defender sus intereses mineros, en la poseedora del 9% del accionariado de Impala. RBR ya dispone del 43% del accionariado de SA Chrome and Alloys y disponía asimismo del 1,4% de acciones en Impala. Los recursos generados han servido para construir escuelas, carreteras, clínicas y financiar proyectos culturales y deportivos en las 70.000 hectáreas que componen este reino singular.

Leruo Molotlegi, rey de Bakofeng, visita una de las minas situadas en su territorio.
Leruo Molotlegi, rey de Bakofeng, visita una de las minas situadas en su territorio.REUTERS

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