En sintonía
La visita de Estado a España del presidente de Portugal, Anibal Cavaco Silva, ha oficializado la buena sintonía que reina entre ambos países. Más allá de encuestas más o menos fantasiosas sobre el avance en la opinión pública lusa de la idea de una posible re-unión de Portugal a España (con la capital en Lisboa, dicho sea de paso), lo que sí se refleja en el ambiente es que no sólo se ha superado el ambiente de recelo portugués hacia lo español, sino que ambos países comparten un destino. No en lo universal, sino en cuestiones muy concretas como la construcción europea (incluidas las regiones ultraperiféricas como Azores y Canarias), la marcha de la economía y las inversiones recíprocas, la creación de un mercado ibérico de la electricidad, las comunicaciones y el impulso a las nuevas tecnologías, la lucha contra la inmigración ilegal -con la presencia de una corberta portuguesa junto a otros buques españoles y de otros países en aguas africanas, y la voluntad de reforzamiento de la agencia comunitaria Frontex-, además del interés por Iberoamérica y el Magreb.
Los recelos antiespañoles se han superado debido a tres factores fundamentales: a que Portugal ha cambiado y se ha modernizado; también a lo que ha cambiado esta España plural que ya no despierta temor en el vecino; y a lo que han cambiado los desafíos de su entorno internacional que ambos países deben afrontar juntos. Cavaco Silva vino a España acompañado de cuatro ministros, para señalar que ésta no era una mera visita de cortesía, sino de trabajo, aunque el objetivo no era llegar a acuerdos concretos, tarea que corresponde a los gobiernos, que ahora habrán de transformar este crédito de confianza mutua en que hechos.
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