Voces adolescentes para Cenicienta
La primera ópera de España cantada sólo por niños y jóvenes se estrena hoy en Pinto
Un puñado de chicos de entre 9 y 19 años y gargantas prodigiosas está a punto de marcar un hito en el panorama operístico español. Como no hay desafío que les atemorice, se han propuesto celebrar hoy el estreno nacional de la primera ópera cantada exclusivamente por ellos, sin la participación de adultos que les estropeen la media de edad y su peculiar voz.
Y, puestos a innovar, han decidido contar la historia de Cenicienta en plan moderno, con un espectáculo que incluye canciones de cabaré y composiciones al estilo de un musical de Broadway.
El autor del texto, sir Meter Maxwell Davies, ha dado permiso a David R. Peralto, director artístico del programa de canto infantil Padre Soler -un proyecto de la Universidad pública Carlos III y en la que participan Parla y Pinto- para que lo adapte al castellano y lo salpique de detalles curiosos y divertidos. Así, el público que asista hoy al teatro Francisco Rabal, en Pinto (a las 20.00), podrá disfrutar de una peculiar Cenicienta que viaja en tren, un hada madrina que se atreve a prescindir de la capa aparatosa y la varita mágica y unas hermanastras que pasan del príncipe y no temen enamorarse de unos jóvenes militares.
El programa público de canto, en el que participan 300 niños, acerca a los pequeños a la música a través de coros en cada municipio..
La Chester Music, que es la propietaria de los derechos de Cenicienta, ha concedido la exclusividad de la representación en la Comunidad de Madrid a estos alumnos del programa de canto infantil Padre Soler para los próximos cinco años. Sólo les ha impuesto una condición: "Que siempre sea representada por niños y jóvenes, tanto en sus papeles de solista como en los dos coros", explican sus responsables.
Los 58 chicos que saldrán hoy al escenario llevan ensayando un año, aunque los orígenes del espectáculo hay que irlos a buscar tiempo atrás. "La idea surgió hace tres años, cuando encontramos la partitura y decidimos traducirla al castellano; vimos que era una Cenicienta totalmente atípica, mucho más divertida y moderna que la del cuento tradicional", explicó ayer el director de escena de la ópera, José Luis Arellano.
"Después vinieron dos años de trabajo musical y de escena con la selección de los chavales. Esto no nos resultó complejo, porque les conocemos a todos desde hace mucho tiempo. Fue algo casi natural, ya que permanecieron en el proyecto los chavales que se encontraban más cómodos en el papel", terció la directora musical del espectáculo, Nuria Fernández.
Ambos profesionales destacan la energía, el juego y "la positividad" que han aportado los niños cantores durante los ensayos previos al estreno, pese a la complejidad del montaje. "Aquí los muchachos hacen cosas que parecían exclusivas de países como Rusia, es decir, nuestros chicos cantan y bailan a la vez que hacen malabares, mueven muñecos o protagonizan apariciones mágicas", se enorgulleció Arellano.
"Es mucha caña, pero a mí me encanta cantar y trabajar a fondo la ópera", decía, divertida, Rocío Pérez, que interpreta el papel protagonista. Esta Cenicienta de 16 años no estaba nerviosa ayer, pese a la inminencia del momento estelar. "Estaba más nerviosa la semana pasada, porque me quedé afónica y pensé que no iba a recuperarme para el estreno", confesó.
El príncipe azul es Jesús Mesa, de 14 años, el "extraño" para sus compañeros del instituto. "A veces no se explican cómo me puede gustar la ópera, pero es que seguro que se imaginan que esto tiene que ver con la típica gorda cantando, y no es así, al menos en esta obra", comentó.
A este alumno no le pesa la responsabilidad de desempeñar un papel principal: "La Ceni es la prota, yo estoy en un segundo plano", apuntó con modestia. Pero es que Jesús Mesa juega con ventaja porque ya está curtido en las lides operísticas, ya que fue uno de los protagonistas de la ópera El pequeño deshollinador, de Britten, que fue representada y reprogramada por el Teatro Real en la temporada pasada. Junto al príncipe, las gatas Marina Figueroba, Clara García y Clara Garrido estaban exultantes por haber cumplido una ilusión. "Disfrazarse y cantar es el sueño de cualquiera", sentenciaron.
A pesar de la juventud de sus intérpretes, la ópera tiene la complejidad de una pieza de adultos: dos actos, una plantilla de 58 chicos -de ellos, 11 actúan como solistas con doble papel-, varios coros y una orquesta de cámara formada por 16 instrumentistas. Después de Pinto, la Cenicienta adolescente visitará Getafe (teatro Federico García Lorca, el 7 de octubre) y otros teatros españoles.
300 chavales, seis coros
La ópera Cenicienta es el último hito logrado por un proyecto singular que desde hace siete años promueve la música y los espectáculos entre los niños y adolescentes de la región.
El programa público de canto infantil Padre Soler nació en 1999 para enseñar a los niños a ser artistas por méritos propios.
Los profesores no sólo moldean a los menores en el aspecto vocal, sino que también les motivan y prestan recursos para que desarrollen sus habilidades y puedan defenderse con solvencia sobre el escenario.
En la actualidad, en el Padre Soler hay más de 300 muchachos -de entre 7 y 16 años y residentes en varios municipios del sur de la Comunidad de Madrid- que forman parte del programa y hacen sus pinitos repartidos en los seis coros que promueve el programa.
El método de trabajo que sigue el programa, según afirman los profesores, "es muy participativo y se basa en el principio de aprendizaje de los chavales por descubrimiento".
"Los contenidos se presentan de una forma lúdica y van adquiriendo más complejidad a medida que ellos mismos avanzan en el itinerario educativo", añaden los profesores.
De este programa, que es pionero en España, también han participado los más de 15.000 espectadores que han acudido y disfrutado en la puesta en escena de los espectáculos musicales de los niños que participan en el programa Padre Soler.
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