_
_
_
_
Reportaje:Miguel Poveda | MÚSICA

"No quiero trabajar pensando en las modas"

Tierra en calma es bastante más que un título elocuente. Es un deseo, casi una declaración de intenciones. Y el contenido es todavía mucho más explícito: el reencuentro consigo mismo de un artista que, después de caminar por los senderos más dispares, ha decidido regresar a la paz del hogar. Miguel Poveda, cantaor de corazón y explorador musical por vocación, por necesidad, vuelve a pisar fuerte en el terreno que es más suyo: el flamenco. Y, además, en el flamenco más directo y despojado de cualquier toque de superficialidad o sofisticación: voz, guitarra, palmas, jaleos y percusiones. ¿Para qué más? Sólo el piano de Dorantes, en un tema, rompe esa unidad sin romper el equilibrio.

"Volver a la calma significa, para mí, volver al flamenco", explica Miguel Poveda. "En los últimos años he participado en proyectos muy diversos, incluso alejados del flamenco, pero en el fondo yo soy y sigo siendo un cantaor". Proyectos tan dispares como Qawwali Jondo (con músicos sufíes paquistaníes), tangos con Rodolfo Medereos, copla con Martirio, poemas de Alberti a medio camino entre el jazz y la música contemporánea, flamenco sinfónico con Joan Albert Amargós o su visión de la poesía catalana actual convertida en canción y aún se podrían añadir otros de menor calado. "Tenía ya ganas de volver al flamenco y de hacer un disco sencillo".

En ese momento aparece la imagen de Juan Carlos Romero con ese flamenco sencillo y directo que Poveda deseaba. El guitarrista ha producido y dirigido el nuevo disco del cantaor barcelonés añadiendo también su guitarra y muchas de las canciones que suenan en el plástico. "Sabía muy bien lo que no quería grabar pero no lo que quería grabar. Juan Carlos fue el factor determinante aportando el mismo sonido y sabor de los antiguos cantes pero con su propio sello, más sofisticado. Nos hemos mirado en los cantes antiguos pero sin repetir nunca nada. Tengo muy claro que ése es el camino. Puedo equivocarme pero quiero luchar por lo que me gusta. No quiero trabajar pensando en las modas o en lo que podría sonar en la radio. Estoy en una tesitura en la que puedo permitirme cantar lo que quiera".

Qawwali, canción, copla, jazz, tango... ¿vías de escape o un recorrido meditado? "Nunca he planeado nada. Los proyectos han ido apareciendo solos. Para mí han sido una fuente de experiencias y de conocimientos. He podido conocer desde dentro otros lenguajes, otras disciplinas, y aportar mi granito de arena como flamenco porque, eso sí, haga lo que haga siempre me sale la vena flamenca, no puedo dejar de ser un cantaor aunque esté con una orquesta o cante una canción en catalán. Nunca he querido esconder, ni he podido, mi parte flamenca. Si tuviera que calificarme a mí mismo diría que soy un cantaor con la inquietud de hacer otras cosas. Todos esos proyectos también me han aportado disciplina en el trabajo porque si vas a dar un recital de cante con tu guitarrista, ya sabes lo que vas a hacer y no tienes que preparar casi nada. Adaptarte a otro género, en cambio, es muy difícil y requiere mucha concentración y trabajo. No sé si les recomendaría ese camino a otros cantaores, no sé si trabajar tanto en otros géneros te ayuda a ser mejor cantaor. Tal vez no, pero te ayuda a ser mejor artista".

Desde hace tres años, Mi-

guel Poveda reside en un tranquilo barrio sevillano, lejos del ajetreo de la urbe barcelonesa que le vio nacer musicalmente (Poveda nació en la ciudad de Badalona en 1973, pero ya de niño se trasladó a la capital catalana donde vivió hasta hace tres años). "Si haces algo importante en Barcelona sólo se enteran en Barcelona pero, de todas formas, el flamenco tiene otro prestigio, no se ve como una fiesta de pueblo. Me gusta la forma de ver la música en Barcelona, pero me sentía atrapado, ahogado, en la ciudad y decidí cambiar de aires. Podía haberme ido a vivir a Granollers pero el sur me encanta y no por la música, por el flamenco, sino por su luz, por su paz, por su tranquilidad".

En Tierra de calma, Miguel Poveda ha mirado hacia atrás sin nostalgia, con los pies bien plantados en el presente, pero ¿cuál es el presente del flamenco? "Cada vez hay menos prejuicios, gente de otros géneros artísticos se acercan al flamenco y se nos abren las puertas de programaciones hasta en teatros de ópera. Hemos ganado muchísimo pero si miro hacia los años cincuenta o sesenta veo que había mucha más gente con personalidad, con cosas interesantes por decir. Ahora hay gente interesante pero parece que todo el mundo tiene prisa, todos quieren tener un videoclip pero sin haber trabajado lo suficiente. Tenemos que ser conscientes de que ésta es una carrera de fondo y es necesario tener mucha paciencia".

El cantaor Miguel Poveda.
El cantaor Miguel Poveda.PERE DURÁN

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_