El Valencia pega duro
Con Edu al mando, el cuadro de Quique muestra su contundencia y supera a un dinámico Roma
El 10 lo llevaba Totti, pero quien lo ejerció de verdad fue Edu, que acabó domeñando un partido muy salvaje en el que un dinámico Roma vendió cara su derrota. Al menos hasta el último cuarto, que fue cuando entró Silva y el Valencia se sintió más equilibrado y verdaderamente arrollador. Edu y Albelda caricaturizaron a un Totti muy devaluado a medida que transcurría el encuentro. Con las lógicas consecuencias: fulminado Totti, fulminado el conjunto romano, que tanto depende de su capitán. El cuadro de Quique sufrió en la primera parte la rareza de enfrentarse a un rival sin delanteros. Pero creció y creció en la segunda, cuando fijó la entrada de Montella, hasta acabar el encuentro como una exhalación. A este equipo se le ha puesto cara de un ganador insaciable.
VALENCIA 2 - ROMA 1
Valencia: Cañizares; Miguel, Ayala, Albiol, Moretti; Angulo, Albelda, Edu, Vicente (Gavilán, m. 90); Villa (Silva, m. 72) y Morientes (Regueiro, m. 87). No utilizados: Butelle, Hugo Viana, Navarro y Jorge López.
Roma: Doni; Panucci, Chivu, Ferrari, Tonetto; Cassetti (Okaka, m. 65), Perrotta, Pizarro, De Rossi, Aquiliani (Montella, m. 46); y Totti. No utilizados: Curci, Faty, Virga, Rosi y Freddi.
Goles: 1-0. M. 14. Angulo empalma ajustado al palo un centro de Villa. 1-1. M. 19. Totti, de penalti cometido por Moretti a Cassetti. 2-1. M. 29. Moretti profundiza por la izquierda y cede a Villa, que marca desde la frontal.
Árbitro: Herbert Fandel. Amonestó a Ayala, Albelda, Ferrari, De Rossi y Pizarro.
Unos 45.000 espectadores en Mestalla.
El Valencia de Quique disfruta de lo que no disfrutó ni siquiera el equipo que ganó los tres títulos de Benítez: pegada. Es el resultado de disponer de dos goleadores portentosos acompañados de un ramillete de seis centrocampistas que bien podrían promediar cinco tantos por temporada: Angulo, Vicente, Edu, Gavilán, Silva y Baraja. A partir de ahí, uno se puede permitir ciertos lujos. Como verse sorprendido por un adversario, el Roma, que despliega un juego muy dinámico a través de su nube de mediocampistas en movimiento electrizante. Eso sucedió ayer en una primera parte radiante en la que no hubo ni un minuto de desperdicio. El cuadro de Spalletti pasa por ser el conjunto italiano que practica un fútbol más atractivo y así lo dejó escrito anoche.
Se encontró, sin embargo, con un Valencia con un martillo en cada aproximación a la meta de Doni. Primero fue Angulo quien empaló a gol un remate pifiado de Villa. Eclipsado por Joaquín, el interior asturiano sabe que no tiene más remedio que aprovechar las oportunidades. Y después llegó el propio delantero asturiano, que se halló en la corona del área con cuatro metros de libertad. Es la ventaja con la que cuenta Villa en el mercado internacional. Apenas nadie le conoce a pesar de haber sido el máximo goleador español en la última Liga. Los famosos son Raúl, Torres y tal vez Reyes. A Villa, ni caso. Grave error que pagó ayer la zaga romana. Cuatro metros libres a Villa al borde del área acaba irremediablemente igual: el cuero en las mallas y el chico celebrando a lo grande su debú en la Liga de Campeones.
Entremedias, Totti había festejado su 30º cumpleaños con un tanto de penalti. No está el capitán para muchos trotes, su entrenador le pide a la prensa que no lo trate como a un enfermo, pero siempre le quedarán algunas esencias. El penalti, como el de los octavos de final del pasado Mundial ante Australia, imparable. Fuerte y ajustado a un poste. La infracción la había cometido Moretti, que se despistó en su marcaje a Cassetti y se abalanzó sobre él como si quisiera darle un abrazo. En un principio, el árbitro señaló córner, pero cambió de opinión al ver las caras de culpa de los defensas valencianistas. Bien es cierto que el propio Moretti, en un arranque de orgullo, repararía poco después su error marchándose al ataque como no suele y fabricando la jugada que acabaría en el disparo de Villa a gol desde la frontal del área.
Spalletti renunció en un principio a Montella y regresó a la fórmula con la que hizo fortuna el curso pasado: todos centrocampistas y Totti como hombre más adelantado. Así sumó once victorias seguidas en el calcio. Y así ganó la partida en el arranque de anoche en Mestalla. Con un pelotón de centrocampistas muy versátiles que se incorporaban por sorpresa y con facilidad al remate. Sufrieron los centrales sin nadie fijo a quien atrapar. Y sufrió la hinchada local, que advirtió que el ritmo lo marcaba el Roma. El Valencia se sintió incómodo, sin saber cómo paliar la superioridad numérica rival en el centro del campo. El Roma es un buen equipo técnicamente y la presencia de Pizarro y Totti no dejan de acreditarlo. No es el caso del portero Doni, una ruina cada vez que se le acercaba la pelota.
Spalletti le dio alas a Montella tras el descanso. Éste sí es un 9 clásico y, además, está en un magnífico estado de forma. O eso parecía. Ayer no dejó ninguna prueba. El Roma perdió intensidad en la medular y el Valencia se sintió más seguro ante un rival más convencional. Prefirió replegarse y rematar en algún contragolpe. La defensa la cerró una vez más Ayala, en otra actuación sobresaliente. Y llegaron las contras, una detrás de otra, sobre todo por el lado de Angulo, un galgo que barrió toda la banda derecha con una energía inacabable. Cosa que no sucedió con Vicente, con menos reservas por el otro costado. El partido siguió en vilo hasta que Quique sustituyó a Villa, que se ganó una ovación atronadora. Mano de santo. Edu y Albelda abrocharon definitivamente el centro del campo y el Valencia mereció llenar un saco de goles que lo habrían distanciado de su principal rival para encabezar este grupo que domina hasta ahora con mano de hierro. Al final, el público se puso en pie a aplaudir a unos jugadores que anuncian noches grandes en una temporada esperanzadora.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.