Lord Byron Nelson, uno de los fundadores del golf moderno
Su récord de 11 triunfos seguidos es considerado imbatible
Ha muerto el otro Lord Byron. El del golf. Un campeón del deporte de los 14 palos que se hizo acreedor a tal calificativo por la elegancia de su swing, sí, pero mucho más por la caballerosidad de la que siempre hizo gala. "No sé demasiadas cosas, pero lo que sí sé muy bien es cómo ser un hombre decente", resumió su filosofía de la vida en una de sus entrevistas.
"Estoy orgulloso de ti", le dijo el martes por la mañana a su esposa, Peggy, cuando ella, como de costumbre, se fue a la iglesia cercana a rezar y leer la Biblia. A su regreso, según una amiga, se lo encontró caído en uno de los porches de su residencia.
Todo el mundo golfístico, no sólo el estadounidense, está de luto. Ha desaparecido uno de los genios que lo engrandecieron a lo largo del siglo XX. Buena prueba de ello es que, habiéndose retirado de la competición en 1946, hoy, 60 años después, uno de sus récords permanece vigente: sus 11 triunfos consecutivos en el circuito de su país entre el 11 de marzo y el 4 de agosto de 1945, incluyendo el Campeonato de la PGA norteamericana, uno de sus cinco títulos del Grand Slam (los otros cuatro fueron los del Masters de Augusta, en 1937 y 1942; el Open de Estados Unidos, en 1938, y uno más de la PGA, en 1940).
En realidad, esa plusmarca de Byron se antoja eterna. Pensar que en la actualidad pueda batirse parece algo imposible, una quimera. La competencia, que ya era mucha en su época, se ha disparado hasta el extremo de que el mismísimo Tiger Woods, el gran dominador, sólo ha podido llevar a sus vitrinas seis trofeos obtenidos de forma sucesiva.
Nacido en el seno de una familia humilde en Waxahachie, al sureste de Fort Worth, la Gran Depresión marcó el futuro de Nelson. El hecho de que desde los 12 años ejerciera de ayudante en el modesto club Glen Garden e hiciera sus pinitos con el golpe largo y el golpe corto, no supuso que pensara dedicarse como profesional al golf. Únicamente lo hizo, como un recurso, cuando la falta de estabilidad laboral le apremió. En el fondo, su vocación era la de ranchero: "Siempre pensaba que el dinero ganado lo invertiría en comprar una vaca, un tractor, unas tierras...".
Jack Nicklaus, El Oso Dorado, desde la perspectiva de los 18 grandes de su colección privada, no dudó al referirse a Nelson: "Fue uno de los mejores jugadores de todos los tiempos. Y, todavía más, uno de los fundadores del golf moderno". A su vez, otro legendario, Arnold Palmer, concluyó: "Se ha ido uno de los más exquisitos embajadores de nuestro deporte".
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