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Soluciones al tráfico

La popularidad del peaje en Londres se dispara tres años después de implantarlo

El tráfico de vehículos privados ha descendido un 30% en la capital británica

Mábel Galaz

El 70% de los londinenses está a favor del pago por acceder en vehículo privado al centro de la ciudad, tres años después de su puesta en marcha. Anthony May, catedrático de Transportes de la Universidad de Leeds, defendió ayer en el Congreso Internacional de Movilidad su implantación en las grandes ciudades como la mejor fórmula para impedir la entrada de coches. Según el experto, el peaje -que se aplica sólo al 1,3% de la superficie de la ciudad- ha hecho que el tráfico de vehículos privados haya descendido un 30% en tres años. Londres tiene parquímetros en el centro.

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Londres introdujo en febrero de 2003 el peaje. Entonces, el 45% de los ciudadanos estaba a favor de la medida. Otro 45% se pronunció en contra y el 10% no comentó nada. La capital -que sólo en el área metropolitana tiene 14 millones de habitantes- seguía los pasos de Roma, que implantó el peaje en 1998 en una superficie más pequeña.

La llamada congestion charge ha permitido reducir el tráfico privado un 30%, los atascos un 30% y el tráfico general un 20%. El peaje también ha logrado aumentar la velocidad media de circulación -entre el 10% y el 15%- y mejorar sensiblemente la velocidad del transporte público en superficie. Anthony May asegura que este método de disuasión es "recomendable" para Madrid, donde cada día entran y salen 500.000 coches.

Este significativo descenso en los flujos del tráfico también tiene una cuantificación económica. Según May, Londres ha ahorrado una media anual de 300 millones de euros, cantidad que las autoridades han empleado en realizar mejoras en el transporte público. Los autobuses han crecido en número y han sido modernizados. Entrar en Londres cuesta entre 5, 7 y 12 euros diarios, según la hora.

El alcalde de Londres ha anunciado la extensión del área de pago a partir de 2007. El peaje de la capital británica se extiende en la actualidad por una superficie de 21 kilómetros cuadrados, el 1,3% de su superficie total.

El pago se concentra en la llamada almendra central de la capital, donde se encuentra el centro comercial, los teatros del West End y casi toda la City (zona de negocios). El peaje lo han de pagar todos los vehículos que entran en esa zona entre las 7.00 y las 18.30, salvo que por alguna razón (vehículos de emergencia, taxis, transporte público, personas con discapacidades, etcétera) estén exentos del pago. El peaje se paga una sola vez, con independencia del tiempo que se pase en la zona o de las veces que se entre y salga de ella. Está en vigor todos los días laborables.

Pero a partir de febrero de 2007 se extenderá hacia el oeste, a los barrios de clase alta de Kensington y Chelsea, una decisión que se ha tomado a pesar de la oposición de tres de cada cuatro ciudadanos consultados y de las críticas de algunos expertos.

Los 174 puntos de acceso del perímetro disponen de cámaras que leen las matrículas de los coches. Los datos son enviados a un ordenador, que coteja el listado con el de coches que han pagado el peaje ese día o que están exentos de pago. El número de errores, según reconocen los expertos, sigue siendo muy alto debido sobre todo a la confusión entre la letra O y el número 0 y la letra I y el número 1.Las personas que residen en la zona no están exentas de su pago, aunque tienen una reducción del 90%. El pago se puede realizar a diario o en bonos semanales, mensuales o anuales. El abono cotidiano se puede hacer hasta las diez de la noche. Pasada esa hora, la tarifa aumenta a 10 libras. Transcurrida la medianoche, los conductores que no han pagado están sujetos a una multa de 150 euros. Pasados tres meses sin pagar, el vehículo puede ser inmovilizado.

Hay multitud de formas de pago. Desde Internet (mediante tarjetas de crédito o débito), hasta mensajes de teléfono móvil (previa inscripción), numerosos comercios como quioscos, gasolineras o tiendas de conveniencia, máquinas instaladas en algunos aparcamientos, por correo (cheque u orden postal) o por teléfono (tarjeta de crédito o débito).

Londres, además, cuenta con un severo sistema de aparcamientos en la almendra central. La última restricción ha llegado para las visitas. Los residentes suelen comprar boletos de aparcamiento para las visitas. Es decir, si usted quiere invitar a tomar el té a un amigo debe de contar con este tique, que sirve para periodos que oscilan entre la media hora y todo el día.

La cantidad de horas es limitada y su precio oscila desde los 60 céntimos de euro por hora en las 40 primeras horas a 1,20 euros las 40 siguientes y 1,80 euros las 40 restantes. Un vecino que consumiera todas las horas de aparcamiento de invitado a que tiene derecho acabaría pagando 575 euros al año.

Anthony May, catedrático de Transportes de la Universidad de Leeds (con el pelo blanco).
Anthony May, catedrático de Transportes de la Universidad de Leeds (con el pelo blanco).CRISTÓBAL MANUEL

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Sobre la firma

Mábel Galaz
Fue la primera mujer en pertenecer a la sección de Deportes de EL PAÍS. Luego hizo información de Madrid y Cultura. Impulsó la creación de las páginas de Gente y Estilo. Ha colaborado con varias cadenas de televisión y con la Cadena Ser. Ahora escribe en El País Semanal.

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