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Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Los libros catalanes de 'monsieur' Coche

Entre las personas a las que ayer se les concedió una Creu de Sant Jordi figura Jean-François Coche, un parisiense recién ingresado en la sesentena y que lleva 30 años de librero. No es un librero cualquiera: desde finales de 1976 mantiene abierta en la Rue des Grands Agustins, a 50 metros de donde tuvo Picasso el célebre estudio taller en el que pintó el Guernica, la única librería catalana de París. "Catalana y occitana", precisa Coche. El nombre del local es Pam de Nas, y es un espacio diminuto, con una gran cristalera que da a la calle y una empinada escalera de caracol que lleva a un piso superior de donde Coche saca siempre libros con los que sorprender al cliente y café con el que prolongar la conversación.

"Cuando comencé, el barrio estaba repleto de librerías especializadas. Por ejemplo, aquí al lado había tres dedicadas a textos sobre el ajedrez. Que hubiese una que se ocupase de los libros en catalán y occitano no parecía ninguna locura", dedujo entonces. Pero los tiempos son duros para la lectura. "Claro, si los propios profesores de universidad no leen, si los intelectuales no están a la altura, ¿cómo van a estarlo los alumnos?". Se siente una "excepción cultural", casi un vestigio de otra época, pero eso no le impide comentar con entusiasmo los blogs que descubre. "Hay gente que escribe maravillosamente, que tiene el talento literario que les falta a tantos escritores elogiados por la crítica. Pero escribir un blog, si alguien no lo convierte en papel y lo deposita en una biblioteca, es como escribir en el aire, son palabras destinadas a transformarse en ceniza".

Pero ¿por qué el catalán? "Sencillamente, mis padres me llevaban de vacaciones por España y un año estuvimos en Cataluña. Me di cuenta de que la gente, entre ellos, no hablaba en español y quise saber más. Me compré una gramática en la librería de Porter, pero no me sirvió de nada porque las gramáticas no sirven de nada para aprender una lengua, pero la curiosidad hizo que luego decidiera venir a hacer mis prácticas como ingeniero agrónomo en Cataluña, dos años seguidos, en poblaciones de Lleida". De esa época también recuerda que el catalán era un idioma visualmente inexistente, que en las calles no había nada escrito en catalán. "Creo que lo primero que vi fueron los grandes cartelones ideados por Fraga Iribarne para publicitar los 25 años de paz".

Mientras estudiaba agronomía en Nancy encontró un sistema para mejorar su catalán: "Escribí una carta al director de la revista Destino pidiendo si alguien quería mantener correspondencia conmigo en catalán. Tuve muchas respuestas y eso me ayudó".

Vender libros en catalán y occitano -y de viejo, desde hace unos años- no es una industria con futuro, al menos en París. "De hecho, no lo es vender libros. Cuando piensas lo que supone para la FNAC mantener vivas 30.000 referencias y que luego el libro de mayor éxito sea El código Da Vinci comprendes en seguida que el futuro del libro está en manos de las grandes superficies que comercializan unos pocos títulos de gran éxito".

Que Jean-François Coche es un librero de verdad, de los que se han leído casi todo lo que tienen en sus estantes y saben aconsejar a sus clientes, lo prueba que el título del que recuerda haber vendido más ejemplares sea El cavaller i l'alcavota o el que encima del mostrador tenga, como lectura para entretener la tarde, un tratado en latín de Lactancio. "Tampoco ayuda nada a la supervivencia de la librería el que la lógica cultural no tenga un correlato lógico institucional. En la universidad francesa el catalán está en el departamento de hispánicas, pero el occitano forma parte de la lengua y literatura francesa. Son dos idiomas a los que no les dejan ayudarse mutuamente". Si el futuro comercial de Pam de Nas es escaso, en su horizonte se dibuja una alternativa de transformación: existe un proyecto para que el local pueda ser centro cultural eurorregional, una primera materialización del amplio proyecto maragalliano. Se trata de ofrecer a los estudiosos y curiosos un servicio que permita acceder, vía intranet, a las bibliotecas públicas de Cataluña, Baleares, Aragón, Midi-Pyrénées y Languedoc. Y a la documentación oficial de los distintos gobiernos regionales, esperando que, más adelante, las universidades se sumen a la aventura. A Jean-François Coche el proyecto le parece una buena salida para garantizar la continuidad de Pam de Nas, pero en sus ojillos aparece el escepticismo de quien no ha conocido ningún reconocimiento público durante 30 años. "Veremos", concluye.

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Pasqual Maragall entrega sus últimas Creus de Sant Jordi.

El presidente de la Generalitat entregó ayer en el Liceo de Barcelona las últimas Creus de Sant Jordi de su mandato. Roser Bofill, Maria Antònia Canals, Manuel Castellet, Jordi Cervelló, Jean-François Coche, Joan Colom, Franz Paul Decker y Carmen Bacells, en la foto, de izquierda a derecha, son ocho de las 62 personalidades y 15 entidades que recibieron el galardón. La enfermera suiza Elisabeth Eidenbenz, que entre 1939 y 1944 salvó a 600 niños de padres republicanos en Francia, recibió también ayer en la ciudad austriaca de Rekawinkel la Creu de Sant Jordi de manos del consejero de Relaciones Institucionales, Joan Saura, por su imposibilidad de desplazarse a Barcelona.

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