"Lo único que se salva de este deporte son los remeros"
Minutos antes de iniciarse esta entrevista, José Luis Korta (Orio, 1949) se afana en dar instrucciones a los remeros de La Marinera de Castro frente al pabellón del club. Nada de indicaciones técnicas; el entrenador, una institución en el remo del Cantábrico gracias a sus 14 triunfos en la Bandera de La Concha -siete como remero, tres como patrón y cuatro como técnico-, distribuye a sus hombres y les alecciona ante la sesión fotográfica de final de temporada, con la enseña de la cita de San Sebastián como elemento inevitable. Es, simplemente, una muestra más de un carácter ingobernable. Está más decidido que nunca a retirarse del remo, al menos por una temporada, aunque también se rumorea que podría hacerse cargo de la nueva trainera que quieren formar los tres clubes de San Sebastián (Fortuna, Arraun Lagunak y Ur-Kirolak).
"El remo se ha convertido en una guerra de guerrillas en la que yo sobro. Mientras tenga salud voy a luchar contra todas las injusticias".
"Lo peor que le podía pasar a este deporte es que se mezclara con la política. Los gobiernos no pueden apoyar a quien está bajo sospecha"
Pregunta. Acaba contrato en Castro en octubre. ¿Qué piensa hacer después?
Respuesta. Probablemente me salgan algunas ofertas, pero estoy pensando en un año sabático. Me gusta la sensación de que la gente piense "¡Qué raro está el remo sin Korta! ¿Dónde estará?". Además, si el remo sigue como está ahora, que no se cumplen las normas, creo que yo sobro.
P. Parece que las últimas polémicas que se han producido han acabado por hartarle.
R. No puedo estar machacando a mis remeros, si los demás (por Astillero) pueden hacer cosas que no están permitidas. El remo es como el Lejano Oeste, donde el más fuerte impone su ley, y está claro que Astillero dispone de un apoyo muy grande. Astillero no se presentó a un interrogatorio, y todos sabemos lo que eso significa. Pero ellos no son los únicos culpables. La Asociación de Clubes de Traineras, los clubes y las federaciones son culpables también. El remo se ha convertido en una guerra de guerrillas donde se trata de enfrentar a los remeros entre sí. Ellos son lo único que se salva. Lo demás está bajo sospecha. Además, en Castro hemos estado a punto de colgar la trainera, porque los remeros estuvieron sin cobrar. Mientras tenga salud, voy a luchar contra todas estas injusticias.
P. ¿Cree que la rivalidad ha atravesado la frontera exclusivamente deportiva?
R. Lo peor que le podía pasar al remo es que se metiera la política por medio. Los gobiernos tienen que vigilar que se cumplan las leyes, pero no pueden apoyar a quien está bajo sospecha, ni enemistar a los pueblos. Para mí no existen banderas ni fronteras. Existen personas buenas y malas, y por desgracia ahora predominan las malas.
P. ¿Cree que los clubes más relevantes han abandonado el sentimiento de cantera?
R. Está claro que al remero hay que premiarle, y el dinero lo manejan los grandes clubes. Sin ese dinero, no tendríamos el espectáculo y la competición que disfrutamos ahora. He tenido la suerte de estar en grandes traineras, pero siempre he trabajado con lo que ya había. Ahora hemos llegado a un momento donde tenemos que robar al otro, porque queremos ganar. Y esto va a continuar así. En Euskadi, seguirá habiendo cantera de remo. Pero lo que tenemos que hacer es ayudar, y no poner trabas. Por ejemplo, las regatas de los chavales se deberían celebrar en verano, y no en invierno, que es cuando más frío hace y ellos aprovechan para estudiar. A los jóvenes que están en el remo hay que darles alicientes, ideas nuevas...
P. La creciente desigualdad entre la élite y el resto se antoja como un problema. Las banderas de la temporada se han repartido entre los cuatro clubes más potentes.
R. Sí, pero eso va a pasar siempre. Cuando yo comencé, la rivalidad era entre Orio y Lasarte, y luego pasó a Pedreña y Hondarribia, Kaiku y la Sotera, Pasajes de San Juan y de San Pedro... Mientras haya eso, el remo seguirá vivo. Debe continuar esa rivalidad, y hay que cuidarla, al igual que La Concha, porque son cosas que generan mucha ilusión entre la gente. Pero, últimamente, está ocurriendo como en el fútbol. En los derbis, la gente antes animaba a su equipo, y ahora se pasa más tiempo insultando al contrario. Hemos perdido el respeto, y en esa crítica empiezo por mí, porque a veces disparo demasiado rápido.
P. Lleva más de 30 años en el remo. ¿Cómo ve la evolución que ha seguido este deporte?
R. En general, ha ido a peor, y con mucho. A nivel competitivo y como espectáculo, sigue siendo igual de atractivo, pero en cuanto a organización está mal. Aquí cada uno hace lo que quiere. Antes, no había tantos remeros ni tripulaciones. Los que remaban eran pescadores o gente de caserío también, pero sabían defenderse muy bien en la mar. Ahora, el remero es un producto de gimnasio, pero también es más profesional. Yo creo que no es mejor ni peor; simplemente son épocas distintas. Este es un deporte maravilloso. Yo he ganado 14 veces en La Concha, pero he remado allí en más de 30 ocasiones, y creo que lo más grande de todos estos años ha sido eso precisamente, la competición. Los campeones no son únicamente los que levantan la bandera.
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