"¡Gurpegui, justicia!", "¡Lamikiz, vete ya!"
San Mamés vivió un antes, un después y un durante el encuentro contra el Atlético.
Los manifestantes recorrieron la Gran Vía de la capital vizcaína entre las plazas de Moyua, de la que salieron a las 17.30, y Sagrado Corazón, esta última ya cercana al campo de San Mamés, donde a las 20.00 comenzaba el partido.
La marcha, en la que participaron el propio jugador, varios familiares y vecinos suyos llegados desde Andosilla, estuvo presidida por una única pancarta con el lema de la convocatoria.
Una vez finalizada, Gurpegui se confesó "orgulloso" por el cariño recibido y "emocionado" por el comportamiento hacia él tanto de la afición del Athletic como de su gente. "En estos momentos es cuando se ve quienes te quieren y está claro que en mi pueblo y aquí me quieren", se congratuló.
El presidente del Athletic, Fernando Lamikiz, vivió la situación contraria. En la primera mitad, San Mamés fue un clamor reclamando su dimisión con el clásico grito de "¡Lamikiz, vete ya!". Por dos veces más, la Catedral entonó el mismo cántico a medida que los goles del Atlético iban subiendo al marcador. Después, los más irascibles permanecían a las afueras mientras la junta directiva permanecía en el interior del estadio esperando a que se calmaran los ánimos.
La noche ya comenzaba complicada por el mal ambiente que reina en Bilbao, la cercanía de la asamblea y, sobre todo, las malas sensaciones que transmite el equipo. Todo se juntó y explotó a las primeras de cambio.
Curiosamente, el receptor de las iras fue Lamikiz, obviándose las habituales quejas hacia el banquillo o hacia los propios jugadores.
Lamikiz afronta un mes complicado. Los resultados del equipo no le acompañan, San Mamés ya empieza a pedir su dimisión y tiene que afrontar una asamblea más compleja de lo que pudiera parecer. La mayoría del público le señala como uno de los culpables. Y la Liga sólo acaba de comenzar.
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