El niño que rivalizó con Pedrosa
Álvaro Bautista, que el próximo año correrá en 250cc, gana en Australia y se proclama campeón mundial de 125cc
"Jorge, ¿dónde puedo comer algo?", le preguntó el pasado viernes Álvaro Bautista, motociclista de Talavera de la Reina (Toledo), de 21 años y desde ayer campeón del mundo de 125cc, a su director de equipo, Jorge Martínez, Aspar, de 44 y pentacampeón, cuatro veces como piloto y una como propietario. "Vete a la caseta de Suzuki y pide un plato de pasta", le respondió Aspar. "¡Sí, hombre! Me da apuro y, además, no sabré qué decirles porque son de MotoGP", replicó el corredor, tímido de entrada por su propia naturaleza, una característica que le ha acompañado desde que, siendo un retaco de tres años, trepó por primera vez a la moto de 50cc que le construyó Javier, su padre. Con el éxito de Bautista, el motociclismo español ya suma 29 títulos mundiales.
Apasionado hincha del Atlético, el talaverano fichó por el equipo de Seedorf en 2003
Dieciocho años después, en el circuito australiano de Phillip Island, Bautista completó el trabajo de una temporada casi perfecta y se apuntó, por delante del finlandés Mika Kallio, su séptima victoria del año, lo que le valió para convertirse en el primer campeón del mundo español a los mandos de una Aprilia. Otros, como Fonsi Nieto o Toni Elías, estuvieron cerca, pero el talaverano lo consiguió al fin. Y lo logró con un triunfo, como está en los libros, y en un circuito en el que nunca una Aprilia había ganado. Con el título, Bautista devuelve la gloria a la fábrica de Noale tras cuatro años de dominio de Honda.
Como la gran mayoría de los pilotos del motociclismo moderno, Bati, como le conocen sus amigos, se fogueó en las pocket bikes, unas motos diminutas que en los últimos 15 años han facilitado el acceso a la competición a chavales cada vez más precoces. Campeón de Madrid a los once años, muchos ojeadores se fijaron en él. No por sus simpáticos ojos azul claro, sino por la valentía y las buenas maneras que demostró Alvarito, quien doblegó a cadetes e incluso a juveniles. Hecho a la medida del certamen, repitió título las dos temporadas siguientes antes de enrolarse en la Copa Aprilia para, un año después, inscribirse en la Movistar Activa, un certamen de promoción para jóvenes. Dani Pedrosa, con quien había rivalizado en su etapa en las pocket bikes, coincidió con él una fría mañana de otoño en el circuito madrileño del Jarama. Allí se dirimió su suerte. Alberto Puig se fijó en ambos y sus vidas cambiaron, aunque no a la misma marcha.
El toledano contaba entonces con 16 años y asumió su papel de reserva en el Campeonato de España. Su oportunidad llegaría más tarde. Acérrimo hincha del Atlético de Madrid, la moto con la que se disputó el título con Héctor Barberá rodaba pintada con los colores del equipo rojiblanco. "A ver qué pasa este año con el Atleti. Tiene un buen equipo. Agüero y Torres son unos cracks y, por pedir, me encantaría que repitiera el doblete del 96", sostiene el piloto, que en 2003 fichó por el equipo de 125cc que Clarence Seedorf, ex jugador del Madrid, el eterno rival, aún regenta en el Campeonato del Mundo.
Tras un año de adaptación, Bautista finalizó el séptimo en 2004. Su progresión iba de fábula hasta que, al terminar el ejercicio, el Seedorf Racing decidió reestructurarse. Se deshizo de las Aprilia y optó por correr con Honda. El gesto del corredor, simpático y alegre, cambió entonces y se fue enfurruñando a medida que sus peleas con la Honda eran más crudas. Encantado con el comportamiento que le profería el motor rotativo de la Aprilia, su rendimiento se precipitó en barrena cuando se encaramó a la Honda, más manejable en sectores revirados y lentos, pero con menos punta de velocidad. Terminó el Mundial como pudo, el 15º, y sin cobrar parte de lo que en su contrato se había estipulado. Ello lo aprovechó como fianza Aspar, quien, varios años detrás de él, al fin pudo contratarle. "La gente no se puede imaginar lo que siento ahora. La temporada pasada lo pasé fatal. Estuve en el lado oscuro de la fuerza", sonríe ahora Álvaro. Y cierra: "Pero, gracias a la oportunidad que me dio Jorge, he vuelto".
"Siempre había querido contar con Álvaro", se relame el ex campeón del mundo de 80cc y 125cc, "pero, por unas cosas u otras, nunca había podido ser". Con el equipo y el presupuesto ya cerrado, el 23 de diciembre pasado, Bautista estampó su firma en el nuevo contrato. "Este año, con Álvaro, pierdo dinero", dice Aspar. "Cuando firmó, a los patrocinadores sólo les pude arrancar algunas primas por resultados. Pero hay un tope estipulado y estas primas se me acabaron ya en Brno porque nadie esperaba un año así de bueno", explica el ex piloto, que para el próximo ejercicio contará con Bautista en su escudería de 250cc.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.