"¿Por qué se meten con Raúl?"
Capello defiende al capitán del Madrid y dice que "sólo" le falta "un poco de velocidad"
Las expediciones del Real Madrid, como las cortes de los monarcas absolutistas, se forman según un protocolo que dice mucho de la distribución del poder. Esto se aprecia mejor cuando el vuelo se retrasa y los jugadores deben esperar en la sala del aeropuerto de turno. Por un lado se sientan los brasileños, acompañados por Beckham; en otro rincón se acomodan los ayudantes de Capello, con Cassano; más allá alternan los españoles, y en otro grupo se juntan los utilleros y los fisioterapeutas a jugar a las cartas con Guti. Un poco distante, simulando severidad y carácter, se cruza de piernas Fabio Capello junto a Raúl. El entrenador y el capitán, hombro con hombro, hablan de lo que les conviene al club y el equipo. Quizás también hablen del cambio que ha experimentado el propio Raúl desde 2003: de ser un delantero goleador, un extraordinario jugador de área, ha pasado a convertirse en un futbolista corriente.
En la temporada 2003-04 comenzó su declive. Se pasó siete partidos sin tirar a puerta
"¿Por qué todo el mundo se mete siempre con Raúl?", se preguntaba Capello ayer, en la conferencia de prensa de vísperas del partido contra la Real Sociedad. "No lo entiendo", dijo; "lo veo entrenarse y jugar y me parece siempre igual. En algún momento tuvo un poco más de velocidad. Un poquito sólo. Ha tenido una lesión grave, se ha recuperado y en poco tiempo va a recobrar esa puntita de velocidad que tenía en el sprint".
En la temporada 2003-04, su segundo año con Ronaldo en la delantera, Raúl sufrió una crisis sin precedentes en su carrera: durante siete jornadas de Liga se quedó sin rematar a puerta. Fue el principio del declive. El técnico de entonces, Carlos Queiroz, atribuyó el bache a la ausencia de Makelele. Dijo que Raúl había tenido que bajar a dar consistencia al medio campo. Raúl necesitó 8,3 remates por cada gol cuando normalmente había logrado uno cada cuatro o cinco. Solía justificar su bajo rendimiento por la posición retrasada de la que partía para dar espacios a Ronaldo. Sin embargo, es el argumento de Queiroz el que coincide con la estadística: en su primer curso con Ronaldo, el 2002-03, Raúl logró un remate cada 32 minutos: 88 tiros y 16 goles. Estos números se equiparan a los mejores suyos.
En la temporada 2004-05, Raúl superó su récord de inactividad ofensiva. Hizo 1,6 remates por partido y permaneció diez jornadas sin tirar. Durante la pasada, la 2005-06, sufrió una lesión que le mantuvo de baja durante once jornadas. Nunca había estado tanto tiempo ausente por un infortunio. Tras recuperarse, jugó 14 partidos de la Liga y se quedó sin rematar a puerta en siete. Su media de disparos por encuentro se desplomó a 1,5.
El 23 de octubre de 2006, hace once meses, Raúl marcó su último gol en la Liga. Desde entonces hizo uno en un partido oficial: a Túnez, en el Mundial. El tanto le sirvió para forzar su titularidad en la selección española, lo que logró tras sostener un duelo psicológico con el técnico, Luis Aragonés. Hasta entonces, para Luis, como lo es ahora para Capello, Raúl fue el edecán mayor. Su confidente, el nexo con el vestuario. Esta relación de confianza se rompió en Alemania. El capitán no es dado a quedarse quieto en el banquillo. Ahora lo sabe Luis, igual que lo supo Juan Ramón López Caro la campaña pasada.
Capello, que dice que no entiende por qué la gente habla de Raúl, ha sustituido al jugador en dos ocasiones en la última semana. Contra el Levante lo cambió en el minuto 46 (por Reyes), un hecho insólito en su carrera. Contra el Lyon, en la Liga de Campeones, lo sentó en el minuto 68 (por Robinho). Para el partido de hoy, el técnico ha confesado que moverá el banquillo y esto puede afectar al capitán. "Lo estoy pensando", dijo; "hay que hacer cambios para que todos los jugadores tengan más velocidad y soltura".
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