Informar en China
Las libertades crecen inversamente proporcional a la economía en China desde la llegada de Hu Jintao a la presidencia. A la persecución de la prensa nacional y las limitaciones de acceso a Internet se suman las restricciones que van a encontrar a partir de ahora las agencias de noticias extranjeras. Todas ellas no podrán distribuir directamente las informaciones a sus clientes. Tendrán que pasar antes por el filtro de la agencia oficial china Xinhua. Adiós, pues, a la libertad que gozaban las agencias extranjeras desde la consolidación del proceso de reformas lanzado por el desaparecido Deng Xiaoping.
Los argumentos que han dado las autoridades nacionales son totalmente anacrónicos en un siglo donde la libertad de información y comunicación resulta cada vez más complicado de obstaculizar e injustificado de restringir. Pero éstas son las grandes contradicciones del país más poblado del planeta, que dentro de dos años será sede de los próximos Juegos Olímpicos de verano.
Los argumentos del régimen seudocomunista para establecer las nuevas medidas reafirman el temor aún muy profundo a la "contaminación extranjera". Los contenidos que "socaven la unidad nacional" o que "trastornen el orden social o económico o minen la estabilidad nacional" serán prohibidos. Las agencias foráneas deberán rectificar la información, so pena de no poder renovar su licencia para trabajar en China. Resulta ridículo y reprobable. ¿Qué pensaría el delegado de la Xinhua en Madrid si tuviera que enviar previamente cualquier despacho a la presidencia del Gobierno español? No estaría de más que la Unión Europea exprese una fuerte protesta durante de la próxima cumbre anual con China.
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