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El Gobierno afloja las exigencias a E.ON

El grupo alemán tendría que desprenderse del 25% de la producción de Endesa y no del 33%

Miguel Ángel Noceda

El escenario está dispuesto y los actores esperan en sus camerinos a que se perfile el "final feliz" de una obra tan imprevisible como interminable para representarlo. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se ha comprometido a que en la cumbre que celebrarán en Meersburg (suroeste de Alemania) los Ejecutivos español y alemán el próximo martes se avance una solución a la compra de Endesa por parte del grupo teutón E.ON, a la que se opuso frontalmente mientras apoyaba la oferta lanzada por Gas Natural, de la que ya se cumple un año.

Parece un desvarío hablar ahora de final feliz después de haberse librado una de las batallas más sangrientas (y, al tiempo, atractivas) de la historia empresarial española, en la que el Gobierno se metió hasta las cachas con el encomiable argumento de crear un "campeón nacional" del sector energético. Razones de Estado, como son las relaciones con un país como Alemania, por una parte, y las reglas que regulan el mercado comunitario al que pertenecen los dos países, por otra, explican el cambio de actitud experimentado por el Gobierno.

Es improbable que Gas Natural mejore su oferta si se autoriza la OPA del grupo teutón
Zapatero busca una solución sobre E.ON desde su reunión con Merkel en abril
Madrid y Berlín se han guardado mucho de negociar un pacto que Bruselas vería ilegal

Los ministerios de Economía e Industria trabajan en modificar, de acuerdo a Bruselas, las exigencias impuestas a E.ON por la Comisión Nacional de la Energía (CNE) para que lance la oferta sobre Endesa. Según fuentes consultadas, al grupo alemán se le exigiría desprenderse del 25% de la producción eléctrica y no del 33% inicial. Asimismo, se baraja si esa producción será de origen nuclear, de carbón o si afecta a los mercados extrapeninsulares en su totalidad. Las condiciones de la CNE, recurridas por E.ON ante Industria, obligan a desprenderse de las centrales nucleares, una gran parte de carbón y de las islas, Ceuta y Melilla. La peculiaridad de cada uno de los segmentos complica mucho el diseño definitivo.

En cualquier caso, serán unas medidas más en línea con las pactadas entre E.ON y el ex ministro socialista Carlos Solchaga, quien recibió el encargo de Zapatero de buscar con E.ON una solución tras el primer encuentro oficial que mantuvo con la canciller alemana, Angela Merkel, el 20 de abril. Ambos constataron que el desencuentro se había producido por falta de diálogo y por la arrogancia de E.ON de entrar en España sin llamar a la puerta.

Desde entonces, los dos países se han guardado mucho de negociar un pacto entre Gobiernos para un asunto de empresas, que sería ilegal, como recordaron el viernes las autoridades comunitarias. Pero han allanado el camino que España había llenado de obstáculos, pese a las advertencias de Bruselas sobre las limitaciones del libre mercado. Madrid aireó que Berlín había diseñado una normativa cuando autorizó la compra de Ruhrgas por parte de E.ON, según la cual si esta empresa era adquirida por otra, el Gobierno alemán podría obligar a vender los activos de gas a terceros "si lo consideraba perjudicial para los intereses estratégicos del país". El mismo espíritu estratégico que Zapatero defendía para España al oponerse a E.ON y que fue el punto de partida del real decreto que dio a la CNE poderes para vetar la oferta de E.ON y que plasmó en las 19 condiciones que ahora están en entredicho por Bruselas. Ayer, el presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, recordó que la posición del Ejecutivo comunitario está bien clara y desmintió las informaciones que le atribuyen haber criticado la actuación de Rodríguez Zapatero en esta operación.

La vuelta de tuerca dada por la CNE se atribuyó a las presiones del ministro de Industria, José Montilla, próximo candidato a presidir Cataluña, que no estaba dispuesto a ceder tanto en vísperas de una campaña electoral.

"Lo relevante no es que la producción sea de origen nuclear o carbón o provenga de las islas; lo es que eviten el rechazo de Bruselas", dice una fuente conocedora del entramado. Las modificaciones se deberán reflejar en la respuesta de Industria al recurso de alzada presentado por E.ON y que será la primera tarea importante que tenga que abordar el nuevo ministro Joan Clos. Un asunto muy delicado, ya que tiene que buscar un equilibrio entre lo que pide Bruselas y lo que exigía la CNE y su antecesor sin levantar ampollas.

El portavoz de Economía del PP, Miguel Arias Cañete, arremete contra el Gobierno por haber "puesto mecanismos protectores y luego los haya desactivado poniendo de manifiesto que el sector energético español es muy vulnerable ante cualquier inversor". Arias Cañete subraya que Bruselas da la razón al recurso de inconstitucionalidad que interpuso el PP, "porque precisamente el Gobierno no puede poner limitaciones a la operación". El partido conservador se ha mostrado muy beligerante en apoyo de las tesis de Endesa desde el primer momento llegando a acusar al Gobierno de alimentar el nacionalismo catalán al permitir la OPA de Gas Natural (controlada por La Caixa) y ceder así la eléctrica a su control.

Fuentes del Gobierno se defienden de las acusaciones de "marcha atrás" y "capitulación". "Ha quedado de manifiesto que España es un país con una economía abierta, con un sector energético que, junto a Reino Unido, es el único liberalizado, y que la forma de entrada de E.ON y la actitud de su Gobierno no fueron las más propicias".

Mientras en el frente político las cosas parecen calmarse, en el estrictamente empresarial van por otro cauce. Gas Natural, cuya oferta ha sido descalificada por el propio mercado (19,30 euros por acción, dos terceras parte en acciones propias), prefiere esperar y ver. Pero parece muy improbable que su principal accionista, La Caixa, esté dispuesta a mejorar la oferta en el previsible caso de que E.ON presente su OPA.

Aunque existe el precedente de abandono en Escocia ante la presión de los scottish widows (fondos de inversión), lo que parece claro es que, difícilmente, el gigante alemán vaya a dar marcha atrás ante la oportunidad de conquistar no sólo el mercado español, sino también de entrar en los del sur de Europa y en el latinoamericano.

Endesa no se está quieta. Su presidente, Manuel Pizarro, mantiene ante E.ON la belicosidad que le ha dado unos frutos tangibles en la Bolsa (el valor ha aumentado más del 50% desde la OPA) repercutiendo en otras empresas del sector. La eléctrica, que fue la que negoció con el grupo alemán su entrada, rechaza que se trocee antes de venderla y exige un precio mínimo de 30 euros por acción para emitir un informe favorable ante sus accionistas. No valen los 25,40 euros ofrecidos por E.ON, ni mucho menos los 19,30 de Gas Natural (en ambos casos reducidos los dividendos repartidos por Endesa).

Asimismo, tampoco retiraría los recursos presentados contra la aprobación de la OPA y que fueron admitidos por un juzgado de lo mercantil de Madrid y por el Tribunal Supremo. Éste suspendió de forma cautelar la autorización del Gobierno a la OPA de Gas Natural, lo que en la práctica supone también paralizar cualquier OPA competidora. Pese a que dará "máxima velocidad" a su tramitación, no prevé tener lista una decisión hasta 2008.

Iberdrola, que pactó con Gas Natural adquirir activos (más o menos la segregación que tiene que hacer E.ON si compra Endesa), se mantiene tranquila. "Seguiremos apostando por el crecimiento orgánico", afirma un portavoz. "Iberdrola estará muy interesada en lo que E.ON tenga que vender y ver las oportunidades de crecimiento que existen", añade. No obstante, descarta una posible fusión con GN y Repsol. Entre otras cosas, porque estaría más expuesta a una OPA integrada con Repsol que sola. También Fenosa y las extranjeras Enel, EDP o EdF estarán al acecho de lo que venda E.ON.

Merkel y Rodríguez Zapatero, en junio pasado en Bruselas.
Merkel y Rodríguez Zapatero, en junio pasado en Bruselas.EFE

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.

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