Eto'o, por tierra, mar y aire
El delantero camerunés resuelve un partido muy cómodo para el Barcelona ante un descentrado Osasuna
Hay futbolistas que no reparan en la clase de partido que disputan ni tampoco en el rival y menos en las circunstancias del juego para reivindicar su universalidad. Afrontan cada encuentro como si fuera el último y necesitan dejar su firma en todos los remates porque están obsesionados no sólo en sentirse los mejores sino en que se les reconozca como tales en cada premio. A veces les pierde su intervencionismo, y aparecen como figuras egoístas, sobre todo en equipos solidarios como es el Barcelona. Ocurre, sin embargo, que en la mayoría de ocasiones son tan resolutivos que se convierten en imprescindibles. A la cabeza de una especie que está en extinción se encuentra Samu Eto'o, capital para entender el partido de ayer en el estadio.
BARCELONA 3 - OSASUNA 0
Barcelona: Valdés, Zambrotta (Oleguer, m. 80), Thuram, Márquez, Sylvinho; Xavi, Edmilson, Deco (Iniesta, m. 61); Messi, Eto'o y Ronaldinho (Giuly, m. 71). Jugadores no utilizados: Jorquera, Puyol, Motta y Gudjohnsen.
Osasuna: Ricardo: Javier Flaño, Cuéllar, Josetxo, Corrales; Puñal, Muñoz (Nekouman, m. 56); David López, Raúl García, Delporte (Héctor Font, m. 70); y Soldado (Valdo, m. 79). No utilizados: Elía, Webó, Cruchaga y Milosevic.
Goles: 1-0. M.1. Ronaldinho tira una pared con Deco y el centro del brasileño lo remata en el primer palo Eto'o. 2-0. M. 27. Deco lanza en profundidad, Corrales toca con la coronilla y Eto'o se anticipa a Ricardo. 3-0. M. 36. Ricardo rechaza ante la presión de Eto'o, la pelota da en el camerunés y después en Josetxo para que vuelva a pies de Eto'o, que asiste a Messi, y el argentino marca después de una gran pausa.
Árbitro: Rodríguez Santiago. Mostró la tarjeta amarilla a Muñoz.
Camp Nou. 63.000 espectadores. El club azulgrana homenajeó al fisioterapeuta Ángel Mur después de jubilarse.
A los azulgrana les alcanzó el primer minuto de juego para remarcar su superioridad
Ambicioso por naturaleza y físicamente más fresco que una rosa, Eto'o pasó por el Camp Nou a la velocidad de la luz. El ariete fue más rápido que nunca porque el Barcelona jugó con demasiada pausa y Osasuna no tuvo gas. Andan los azulgrana todavía de pretemporada, faltos de ritmo después de tanto trasiego veraniego, y a los rojillos les puede la depresión desde que les apearon malamente de la Champions. Desbravado, Osasuna pierde cualquier encanto y competitividad. Al Barcelona le llevó sólo un minuto decantar el partido a su favor y poco más de media hora resolverlo con una goleada. Eto'o participó en las tres jugadas decisivas: fue el principio y final del 1-0, metió el 2-0 en una acción de oportunista y armó el 3-0 por su perseverancia y voracidad ofensiva. Fue el mejor en defensa y en ataque de un equipo que actuó con un punto de comodidad inesperado, más que nada porque aún no está en su mejor punto de juego y había encajado hasta cinco goles en jugadas de estrategia.
La omnipresencia de Eto'o apagó cualquier debate azulgrana sobre la novedosa formación defensiva y la vuelta a los orígenes de la línea de elaboración. Deco parece dispuesto a recuperar su mejor versión, o cuanto menos se hace notar en cada partido desde el inicio, y la suplencia de Puyol pareció un buen remedio después del mal trago que pasó el jugador en Belfast y del desgaste físico que acumula. La hinchada sólo tuvo ayer ojos para Thuram y, evidentemente, para Eto'o y Ronaldinho, que reaparecía después de su ausencia en Vigo por una lesión que ha dado mucho que hablar, como siempre que el brasileño no está en el campo. El gaucho intervino tan intermitente como decisivamente en el encuentro. Apareció para desequilibrar en el primer gol y después oxigenó al equipo y entretuvo a la afición. Igualmente delicadas fueron las intervenciones de Messi, y en especial la del gol, en la que se acompañó con una pausa excelente antes del remate letal
Así que el partido fue discontinuo, con jugadas y goles más que fútbol, porque el Barça funcionó mejor en cancha ajena que en la propia. Funcionó muy bien la presión y en cambio estuvo impreciso en la creación por más minutos de posesión de pelota que se le contaran en una jornada muy plácida.
Apenas hubo noticias de Osasuna, a excepción de que se corrigió en el tiempo para evitar al menos una tunda de goles. Las desatención y desorientación inicial dieron paso a la constancia y también a un ejercicio de voluntarismo que cuanto menos resultó comprensible para el Barcelona. Asentados por el temple de Iniesta, los azulgrana se relajaron, conscientes de que el martes comienza la defensa de la Copa de Europa, y Rijkaard cambió a Deco y Ronaldinho y Zambrotta, exigidos por sus respectivas selecciones durante la semana. No tocó el entrenador a Thuram, que se gustaba cada vez más en una zaga endurecida y sólida, ni tampoco a Eto'o, consicente de que al camerunés no quiere salir del campo ni cuando su equipo gana por goleada. Al delantero le llevan al pairo todos los guiños y detalles románticos del fútbol como el que recomienda que está bien sustituir al héroe de la jornada antes de que acabe el partido para que sus seguidores le ovacionen. Eto'o, sin embargo, nunca cambiaría un gol por un aplauso porque no distingue lo uno sin lo otro. De manera que el encuentro acabó con Eto'o dale que te pego, por tierra, mar y aire, hasta que el árbitro dijo basta.
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