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JOAN MESQUIDA | Director de la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía | Cambios en el Gobierno

Un cargo al frente de 123.000 agentes con la información más sensible del Estado

Socialdemócrata y prudente, en apariencia tímido, Joan Mesquida Ferrando (Felanitx, 1962), confirma su biografía de político con ambición y sentido de la oportunidad tras el nombramiento de ayer, que le sitúa en el puesto más estratégico para el control de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

En 1999 fue consejero de Hacienda de Baleares con el presidente Francesc Antich, del PSOE, sin ser de su órbita. En ese puesto, fue el encargado de redactar la ecotasa, el pionero impuesto balear que gravaba con un euro diario la estancia de turistas en la isla, y se salvó de la polémica política y social que desencadenó la aprobación de la medida al no bregarse en su defensa. El impulsor y motor principal de aquella iniciativa para mejorar con los ingresos fiscales las infraestructuras de la isla fue el consejero de Medio Ambiente, Celestino Alomar, ahora diputado socialista en el Parlamento balear.

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Llegó Mesquida a director general de la Guardia Civil sin pertenecer al entorno del ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, de la misma manera que, antes, fue director general de Infraestructuras del Ministerio de Defensa, sin ser un hombre de José Bono, aunque sí un admirador confeso del durante dos décadas presidente de Castilla-La Mancha.

Mesquida es austero, durmió meses en una habitación junto a su despacho en la sede de Defensa y vive en una residencia oficial de la Guardia Civil. Tenista, amante del sol, es hábil y dual, la derecha le aprecia y le respetan los históricos socialistas; come con pasión paella de domingo en un modesto café de mercado y se relaciona con la sociedad más elegante de Mallorca.

Estudió derecho y políticas en Madrid. Tras ser un joven nacionalista mallorquín fue alumno de Manuel Fraga en sus tiempos universitarios, mientras vivía en un colegio mayor del Opus Dei. Trabajó en la consultora Arthur Andersen y es técnico en excedencia del Ayuntamiento de Calvià.

Sus padres, Joan -ex director de banco, ex afiliado del Partido Popular, del que se dio de baja tras enfrentarse a un proyecto del Gobierno de Jaume Matas- y Anita, donaron su colección de arte al pueblo de Porreres.

Su hermano Bartomeu es un notable magistrado de Menorca, y su hermano mayor, Antoni, un popular médico, es director de la Fundación Hospital de Manacor, por decisión del PP.

Mesquida llegó a la Guardia Civil tras la dimisión de Bono y el desembarco en Interior de Pérez Rubalcaba. No fue el único fichaje que hizo éste en el Ministerio de Defensa: le acompañó el subsecretario Justo Zambrana.

Sustituyó en el puesto al teniente general Carlos Gómez Arruche -que se enfrentó a la asociación mayoritaria y nunca gozó de la confianza de sus superiores políticos-, convirtiéndose así en el primer civil nombrado por Zapatero para dirigir el instituto armado.

En sus cuatro meses al frente de la Guardia Civil (fue nombrado a principios de mayo) ha gestionado con mano firme un conflicto en la comandancia de Baleares, precisamente su tierra natal, que ha acabado con la destitución del coronel jefe por irregularidades contables.

El mes pasado anunciaba, en una entrevista a EL PAÍS, su propósito de crear en el seno de la Guardia Civil unidades especializadas en la lucha contra la corrupción urbanística como instrumento de apoyo a las fiscalías.

Desde su nuevo puesto dirigirá a 123.000 agentes (72.000 guardias civiles y 51.000 policías) y manejara más información sensible que ningún otro cargo público de su nivel. Pese a su apuesta por un final dialogado de la violencia de ETA, siempre ha dicho que las fuerzas de seguridad deben "prepararse para lo peor".

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