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Monterrey quiere ser algo más que una ciudad industrial: “El norte existe y también lee”

La capital del Estado mexicano de Nuevo León quiere romper la marca negativa que la posiciona como una ciudad conservadora a la que no le interesa la cultura

Carlos S. Maldonado

Omar Ibarra se muestra orgulloso ante la gran asistencia de público al pabellón que la librería Casa Coa ha montado en la Feria Internacional del Libro de Monterrey (FILMTY). Es miércoles por la mañana y una marea de jóvenes visitantes inunda los pasillos de este encuentro literario y los trabajadores de Casa Coa corren para atender la demanda. Ibarra, el gerente, ha tenido que contratar más personal y reabastecer de libros los estantes, porque hay títulos que han volado. La librería tiene apenas seis meses de haber nacido, pero ha logrado hallar ya un puesto entre los amantes de la literatura y la cultura en Monterrey. “Queremos acercar la cultura a la gente y generar lectores”, dice Ibarra. “Creemos en el potencial de Monterrey”, afirma.

Ibarra lamenta que en esta ciudad del norte de México hay pocas librerías y algunas hasta han cerrado, pero con Casa Coa quieren romper un estigma que Monterrey lleva tatuado: el norte conservador al que no le gusta la cultura. Una encuesta de la Secretaría de Cultura estatal mostraba en 2023 que la gente de Nuevo León prefiere la iglesia al teatro: menos del 30% de los entrevistados dijo asistir a museos, librerías o salas de concierto y el 58% afirmó no leer libros. Entre los motivos que dieron para no asistir a eventos culturales estaba la falta de información, por lo que las autoridades han asegurado que esa es un dato valioso para impulsar políticas públicas en el sector.

Es en ese contexto en que la FILMTY se convierte en un espacio disruptivo. Carmen Junco de Garza, presidenta de la feria, afirma que debido al interés de los regios por el evento, este año ampliaron el recinto en 4.000 metros cuadrados y lograron atraer a más exponentes. “Todavía no sacábamos a venta los stands y ya teníamos comprometidos más del 80% de los espacios. Eso nos dio la certeza y la seguridad de que podíamos ampliarnos. El año pasado entraron a la feria 323.000 y ahora, al corte del sábado, domingo y lunes, llevamos 122.000″, explica. Esperan lograr este año un récord de asistencia.

Esos números, agrega, son una muestra del interés de los regiomontanos por la cultura. “Veo que las editoriales están creciendo en tamaño. Veo gente con bolsas, veo niños con bolsas de libros y, para mí, eso es un indicador muy claro de que están contentos. Y en cuanto a las editoriales independientes, que son las que siempre más sufren, encuentran un espacio para crecer. Quiero que vean esto y que me diga que la gente no lee, porque no les creo”, explica.

Garza dice que ha sido importante el impulso que la empresa privada ha dado a la cultura en esta rica ciudad de fábricas. La feria se sostiene por el patrocinio de empresas gigantes, que hacen de ella una de las pocas ferias de libro donde la entrada es gratuita. “La industria está muy cohesionada, participa en temas de seguridad, en temas de salud, en temas de educación, la apuesta es fuerte”, dice. El sector privado apoya recintos como el MARCO, el gran museo de arte contemporáneo del norte de México que se ha ‘apoderado’ de los artistas de esta región del país. Otro ejemplo es La Milarca, la réplica de la casa del coleccionista Mauricio Fernández Garza construida por el arquitecto Jorge González Loyzaga. El imponente inmueble, localizado en el Parque Rufino Tamayo, es una estructura de concreto, tejas de arcilla, pisos de madera recuperados y siete arcos góticos de mampostería creados entre los siglos XIII y XIV. Albergan unas 3.500 obras y el gobernador Samuel García ha prometido convertirla en patrimonio cultural del Estado. Mientras que el parque Fundidora cuenta con museos y espacios para exposiciones. La ciudad, además, quiere mostrar su mejor cara con la vista puesta en el Mundial de Futbol, con inversiones millonarias como la ampliación del metro. García prometió durante la inauguración de la FILMTY mantener el apoyo al evento, que definió como un “encuentro de la cultura y las letras”.

“Creo que es un estigma que tiene el norte, pero si vas a los museos ves el interés por la cultura. Es como el estigma que tenemos de codos [tacaños], pero lo que cuesta esta feria lo paga la iniciativa privada. Es cierto que no somos una ciudad de destino cultural, nunca lo hemos sido; somos una ciudad industrial, pero también tenemos mucha cultura que ofrecerles a la gente que viene a trabajar", afirma Garza.

Ese es el potencial que destaca Omar Ibarra, el gerente de la librería Casa Coa. Decidieron apostar por este negocio en una ciudad con pocas librerías y en seis meses ha logrado despertar el entusiasmo de un público que compra libros. La librería, cuya sede está en San Pedro Garza García, considerado el municipio más rico de México, cuenta con cafetería, sala de conferencias, espacios para impartir cursos y zonas para muestra de arte. El miércoles, el pabellón de la librería en la feria estaba a lleno, pero Ibarra afirma que el fin de semana de la inauguración fue la verdadera locura. “Fue impresionante, nos salió muy bien y creo que así ha sido para todos en la feria”, dice. “Tuvimos que ir por más libros y traer más personal”, agrega. “En una ciudad como Monterrey, con una población tan grande, hacen falta iniciativas como esta. Hay una que otra librería, pero no cuentan con espacios adecuados para que las editoriales traigan a autores a presentar libros, porque esa es nuestra idea: necesitamos que ubiquen a Nuevo León en el mapa, no solo a Ciudad de México o Guadalajara. Esto es una muestra de que definitivamente el norte también existe y también lee”, asegura Ibarra.

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Sobre la firma

Carlos S. Maldonado
Redactor de EL PAÍS México. Durante once años se encargó de la cobertura de Nicaragua, desde Managua. Ahora, en la redacción de Ciudad de México, cubre la actualidad de Centroamérica, temas de educación, cultura y medio ambiente.
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