"¡A por la mujer del traje blanco!"
Una acción promocional de Ryanair acaba en tumulto en la plaza de Catalunya al agotarse los billetes gratuitos
La compañía aérea de bajo coste Ryanair jugó ayer con fuego y se quemó. A las once de la mañana y bajo un sol de justicia, unas 300 personas -la mayoría, jóvenes ociosos- se concentraron en la plaza de Catalunya con la esperanza de obtener un billete de avión gratuito. Así lo había prometido en los últimos días la aerolínea irlandesa. Con una única condición: que los asistentes acudiesen a la cita con pancartas contra Iberia y a favor de las low-cost.
El llamamiento fue un éxito. Algunas pancartas, fabricadas con cartones de fascículos coleccionables (Damas de época, Winnie the Pooh), eran auténticos lemas publicitarios: "Porque viajar con Ryanair es bueno para tu bolsillo". A María José, un ama de casa barcelonesa, le salió un texto poco vistoso y demasiado largo. Pero sus ansias por viajar (por viajar gratis) lo compensan. ¿Que cuál es su destino favorito? Eso poco importa: "Me da igual: quiero ir adonde sea", dice entre risas.
José lo tiene mucho más claro: quiere viajar a Amsterdam con sus amigos. No especifica con qué fin. Se presentó en el centro de Barcelona a las 10.30. Por si acaso. Así que, tras 45 minutos de espera, su paciencia empieza a menguar y el sudor se extiende por su rostro. Más o menos lo mismo le ocurre al resto de manifestantes.
Hacia las 11.15, una mujer rubia y menuda se mete de lleno en el ojo del huracán. Es Sinead Finn, jefa de ventas de Ryanair y encargada de repartir los 200 billetes gratuitos que se iban a distribuir. Pero la afluencia de gente desborda las previsiones de la compañía. Eso, y la agonía de los asistentes por conseguir uno de los preciados billetes. Sin un puesto donde guarecerse de los depredadores, la ingenua Sinead saca una carpeta llena y comete el grave error de abrirla. De repente, la muchedumbre se abalanza sobre ella y le arranca los papeles con virulencia.
La escena es esperpéntica y confirma las teorías orteguianas sobre el hombre masa. Un amasijo de brazos ansiosos arrasa con el portafolios de Sinead en menos de un minuto. Algunos combates rozan el límite entre lo épico y lo patético. Como el de un hombre que, con su hija en brazos y un billete en la mano, es víctima de un tirón a sus espaldas. Otro joven, también muy espabilado, alarga su mano y se lleva de golpe medio centenar de hojas.
Ya sin billetes, Sinead -que además no habla ni pizca de castellano ni de catalán- es perseguida por la masa entre gritos y abucheos. "¡Ya que he venido hasta aquí quiero mi billete!", se indigna una chica. Otra propone una solución más fácil: hacer fotocopias, dado que los bonos que reparte Ryanair no están numerados, tal como reconoce una portavoz de la compañía.
Ante la situación, agentes de la Guardia Urbana y de los Mossos d'Esquadra se ven obligados a intervenir para evitar el linchamiento y se llevan a Sinead a un lugar seguro: la comisaría de la policía autonómica situada justo debajo de la plaza de Catalunya. A todo esto, un agente municipal trata de calmar los ánimos de un grupo de jóvenes: "Podéis venir con un recorte de prensa y poner una denuncia, porque esto está mal organizado y habéis perdido la mañana". Este mismo agente asegura que no se había enterado hasta ese momento de qué iba la cosa y que andaba buscando una "plataforma de usuarios contra Iberia".
Como tantos otros, José e Imad no piensan renunciar a esas dos palabras mágicas (viajar y gratis) y deciden esperar en las escaleras que dan acceso a la comisaría. Eso sí, sólo un rato: "Nos hemos tenido que escapar del curro", dice José. Una chica tiene una idea: "¿Por qué no hacemos una mani contra Ryanair?" La tortilla empieza a girarse. Lo que debían ser críticas a Iberia tras la huelga que dejó tirados en El Prat a cientos de viajeros, se convirte en insultos a la aerolínea irlandesa.
Pasado el mediodía, 150 personas aún esperan su billete. No lo van a conseguir. A Sinead la habían evacuado del lugar por la puerta de atrás. Otra mujer, elegantemente vestida, sale de la comisaría con una bolsa. En un último y desesperado intento, una veintena de manifestantes la persigue con paso firme por la plaza de Catalunya: "¡A por la mujer del traje blanco!", grita uno. Por los pelos, la mujer -una de las responsables de prensa de Ryanair- logra coger un taxi y huir. Una de las perseguidoras está fuera de sí: "¡Yo le he visto los billetes en la bolsa! Pero dice que no los puede dar porque no son suyos. Claro que no son suyos: ¡Son nuestros!"
Gratis, pero con tasas
Tras los incidentes registrados, Ryanair se apresuró a pedir disculpas por la tarde. A través de un comunicado, la empresa se comprometió a ofrecer otros 1.000 billetes gratuitos. Los interesados deberán enviar un correo electrónico con su nombre y dirección a la compañía.
Claro que hay gato encerrado. Primero, porque sólo conseguirán los bonos para volar gratis las 1.000 primeras personas en enviar el e-mail. El resto habrán perdido la mañana de ayer sin conseguir nada a cambio. Segundo porque, como reconoció una portavoz de la compañía, no hay forma humana de demostrar si quien envía el correo acudió realmente a la plaza de Catalunya. Y tercero, que la gratuidad es relativa.
Los bonos que ayer repartía Sinead Finn son una especie de vale para viajar entre el 18 de septiembre y el 30 de mayo. Los vuelos son, efectivamente, gratuitos. Pero el usuario estará obligado a pagar las tasas aeroportuarias. Teniendo en cuenta que, en algunas promociones de Ryanair a través de Internet, los billetes valen un precio simbólico de un euro, la oferta resulta menos espectacular.
A la aerolínea irlandesa le salió el tiro por la culata. Pretendía hacer una acción simbólica para subrayar otra promoción que tiene en marcha. Ryanair anunció ayer que ofrecerá cuatro millones de plazas gratis para celebrar que, durante el mes de agosto, ha transportado a cuatro millones de pasajeros.
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