El Liceo abre temporada con una versión filológica del popular ballet 'Giselle'
Tamara Rojo protagoniza dos de las ocho funciones que ofrece el English National Ballet
El Liceo de Barcelona subirá esta tarde el telón de su temporada artística 2006-2007, una temporada que tendrá al personaje literario de Manon Lescaut como gran protagonista, pero se abre hoy con uno de los más populares ballets románticos de la historia de la danza, Giselle, interpretado por la compañía del English National Ballet en una versión filológica de la bailarina y maestra de baile Mary Skeaping, quien a lo largo de su vida trabajó en la reconstrucción del famoso ballet de Adolphe Adam en un intento de aproximarse a la versión original estrenada en 1841.
Giselle, del que se ofrecerán ocho funciones, estará en cartel en el Liceo hasta el 9 de septiembre con cuatro parejas de bailarines protagonistas alternándose en las funciones entre las que figuran la española Tamara Rojo y el cubano José Manuel Carreño.
Ballet romántico por excelencia, la partitura y coreografía originales de Giselle fueron sistemáticamente subvertidos casi desde su estreno en 1841. El hecho de que no se publicara la partitura orquestal de Adam -sólo se editó la versión reducida para piano-, la insaciable sed de lucimiento de los bailarines protagonistas, que pedían nuevas páginas de lucimiento personal, y los cambiantes gustos sucedidos a lo largo de las épocas fueron fijando una versión que, sin poder ser calificada de espuria, se aleja del original. La británica Mary Skeaping (1902-1984), que bailó en la compañía de la mítica Pavlova, entró en contacto con Giselle en 1925 y desde ese momento no cejó en su investigación por recuperar tantos detalles coreográficos y musicales como pudo y que fue incorporando en cada uno de las seis producciones del ballet de las que se responsabilizó.
En su labor de investigación, Skeaping comprendió que la reconstrucción exacta de Giselle tal como se estrenó por primera vez era una quimera. Ni era posible encontrar todos los fragmentos musicales desgajados de la partitura ni la coreografía original de Jean Coralli y Jules Perrot era ya del gusto del público del siglo XX. Optó por acercarse al espíritu original del ballet recuperando tantos fragmentos musicales como pudo y mantener algunos ajenos y ya considerados clásicos, como la suite de danzas compuesta por Frederic Burgmüller para el paso a dos del ballet de los campesinos y la variación de Giselle del primer acto, cuya música se atribuye a Ludwig Minkus.
En la parte coreográfica conjugó la original de Coralli y Perrot con la actualización realizada en 1884 por Marius Petipa. Y el resultado final fue presentado en 1971 por el English National Ballet, que tiene esta versión como una de las joyas de su repertorio.
En el Liceo, los papeles protagonistas de la bella e inocente campesina Giselle que acaba muriendo de amor y del duque Albert serán interpretados por cuatro parejas de bailarines solistas que se alternarán en las ocho funciones previstas: los estonianos Agnes Oaks y Thomas Edur (días 3 y 5), la checa Daria Klimentova y el ruso Dmitri Gruzdyev (4 y 8), la española Tamara Rojo y el cubano José Manuel Carreño (6 y 9 por la tarde) y la japonesa Erina Takahashi y el chileno César Morales (7 y 9 por la noche).
La temporada del Liceo, que tras Giselle proseguirá el 2 de octubre próximo con la inauguración de la temporada lírica con la ópera La clemenza di Tito, de Mozart, incluye otros dos programas de danza protagonizados por el Ballet de la Ópera de Burdeos y la Compañía Antonio Gades, así como 12 títulos operísticos, entre los que figuran cinco versiones del personaje de Manon, cuatro conciertos, siete recitales, nueve espectáculos para niños y familias, cuatro sesiones golfas, sesiones musicales que complementan las representaciones operísticas y proyecciones cinematográficas de óperas.
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