Dos cabezas de lista de CiU dimitieron a medio mandato
Desde la restauración de la democracia en España se han celebrado siete convocatorias de elecciones municipales y CiU ha presentado siempre un cabeza de lista distinto. La excepción fue Josep Maria Cullell, que lideró la candidatura en 1987 y repitió en 1991, pero quien no acabó su segundo mandato porque en 1993 fue nombrado consejero de Política Territorial.
En ese cargo tampoco duró y dimitió en noviembre de 1994 a raíz de las escuchas telefónicas del caso de Sant Pere de Torelló. Cuatro meses después, el Parlament le exculpó de tráfico de influencias y la justicia nunca le llegó a imputar.
En las dos convocatorias en las que Cullell lideró la lista, CiU obtuvo los mejores resultados electorales, con 17 y 16 ediles. Tras su marcha, Artur Mas se convirtió en el hombre fuerte de CiU entre 1993 y 1995, pero no lideró la lista municipal en la siguiente convocatoria porque fue nombrado consejero de Política Territorial.
La nueva apuesta fue Miquel Roca, una vez alejado de la política española. Las esperanzas nacionalistas de desbancar a Pasqual Maragall de la alcaldía de Barcelona tampoco se materializaron y Roca obtuvo 13 concejales. Se quedó a tan sólo tres del PSC, que logró 16, pero los socialistas aguantaron el envite.
En 2001 volvió a haber cambio de alcaldable de CiU. Con Joaquim Molins la coalición nacionalista obtuvo 10 concejales, aunque no duró ni dos años como jefe de la oposición municipal. Las discrepancias con la línea impuesta por el secretario general de CDC, Artur Mas, le hicieron arrojar la toalla y volver al sector privado. El corrimiento de la lista provocó la entrada de Josep Gascón, imputado entonces en el caso Pallerols, aunque al final fue exculpado.
Pero los abandonos a mitad de mandato son algo habitual. En el PSC, por ejemplo, han dejado el cargo cinco de los 15 que fueron elegidos en 2003. A saber: el propio Joan Clos, Ernest Maragall, Ferran Mascarell, Marina Subirats y Núria Carrera.
