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La delantera salva a la defensa

Àngels Piñol

Presumiblemente fatigado por las secuelas del Mundial y por la gira por América, el Barcelona no se siente todavía a gusto en el campo. Ayer fue incapaz de gobernar un partido que no parecía tener mayor complicación. El equipo azulgrana se mostró excesivamente blando, reitereativo en el pase al pie, casi siempre insustancial.

Aún así le alcanzaron cuatro minutos y un remate final de Gudjohnsen para apuntarse un triunfo importante psicológicamente después de la derrota en la Supercopa y de las alternativas del encuentro de anoche. Messi, Eto'o y Gudjhonsen repararon con su juego y sus goles los desajustes de una defensa irreconocible.

Ausente Ronaldinho, la determinación de Messi fue decisiva para su equipo. La Pulga tiró una pared desequilibrante con Eto'o en la jugada del empate y después remató cruzado a la red una asistencia de Iniesta en el segundo tanto barcelonista. A falta de juego por las bandas y de línea de pase en los medios, Messi barrió con frecuencia el frente de ataque y le sacó de paso una tarjeta a Iriney.

Remontado el encuentro en un abrir y cerrar de ojos después de una primera parte de juego raquítica, el Barça se dejó empatar tras conceder un segundo gol que cuestionó seriamente su organización defensiva. Aunque alineó a tres zagueros de pierna dura, con Puyol, Marquez y Zambrotta, concedió dos goles después de dos errores clamorosos, el primero a la salida de un fuera de banda, y el segundo después de una falta.

La defensa de las dos acciones fue muy mala. Nené sentó a Márquez antes de rematar sobre Valdés (1-0) y Edmilson tampoco supo evitar el remate de Gustavo López en el golpe franco botado por Ángel (2-2).

El estreno de Zambrotta no fue ninguna solución como se presumía después de la goleada encajada en Sevilla. Rijkaard cambió a los dos laterales que se alinearon en Mónaco (Belletti y Sylvinho ni siquiera fueron convocados) y la zaga tampoco se asentó en las jugadas de estrategia. El problema no parece estar sólo en las bandas sino también en el centro de la zaga y en la posición de medio centro.

El técnico azulgrana ha insistido con Motta como volante y el italo-brasileño no ha funcionado en los dos últimos partidos. Y Márquez tampoco ha mezclado bien con Puyol mientras Thuram y Oleguer se mantienen en el banquillo. El Celta no necesitó generar ocasiones para batir a Valdés, y en cambió el Barcelona necesitó mucho esfuerzo para ganar el encuentro. La presencia de Deco, la laboriosidad de Eto'o y el oportunismo de Gudhjohsen le remidieron finalmente y calmaron los ánimos, muy encendidos durante el descanso como se apreció en la discusión que mantuvieron Puyol y Eto'o camino de los vestuarios.

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