La Bomba

- 2000. Efecto 2000. Se esperaba un colapso informático cósmico. Al final el cíber-desastre se redujo a la aparición de Windows Milenium y de Libertad Digital. Por lo demás, en París se estrella el Concorde, en Venezuela gana Chávez, en México gana Fox, y en Florida Bush derrota a Gore à la Mexicaine, sin necesidad de un recuento completito. Bush se defiende: "low que pasa es que hisimows el recwento con Windows Milenium". España: mayoría absoluta del PP. Lo que crea grandes expectativas iconográficas: tradicionalmente, es en sus segundas legislaturas cuando los presis de gobi locales se vuelven majaras / les sale el Windows Milenium que llevan dentro. Crisis de las vacas locas. Las vacas enferman tras ingerir pienso elaborado con Windows Milenium. Optando al Nobel de Medicina, la ministra del ramo encuentra, ella solita, una solución: "señoras, al caldito le echen un hueso de cerdo". Aún así, eso tranquiliza a la comunidad científica, que se esperaba un "le echen al niño". Sucesos: la egregia escritora Ana Rosa Quintana aprieta con el codo una tecla de Windows Milenium que va y, sin ella saberlo, le plagia una novela. La canción del verano fue La bomba, de King Africa. En los foros Linux se especula que la canción fue hecha con una aplicación de Windows Milenium.

- EL ARTÍFICE / ARTIFICERO. King Africa es un tipo divertido y con la sensibilidad solucionada. Actúa junto a dos macizas. Una, fija, es una brasileña I+D. La otra es eventual, pero siempre en las antípodas estéticas del Windows Milenium. Antes de radicar su domicilio social aquí abajo, se peló toda Sudamérica, donde era el rey del pollo frito. Un día me fui con él a un concierto en el Quinto Pino. En el Quinto etcétera estaban de fiesta. Solamente verle, se puso la plaza del revés. Antes de empezar a actuar me dijo: "Fíjate, se van a volver locos". En efecto. Se volvieron locos. Un pueblo de personas cojas, altas, bajas, con cicatrices, se pasó un par de horas bailando con la boca llena de dientes. La bomba fue el no va plus. Tras el concierto, la alcaldesa y una amiga suya, bellísima y jorobada, nos dieron a degustar productos regionales. Eran productos de un país pobre. Sencillos, buenos, jorobados. Mientras nos los metíamos en la boca de la cara nos miraban tímidamente, pero con orgullo, como quien enseña una joroba en la intimidad. Nos fuimos pitando. Paramos a cenar a las tantas, en un restaurante de carretera. En el restaurante se volvieron locos. Era como cenar con Elvis. Todo el mundo nos volvió a enseñar sus productos regionales y su joroba. Es decir, su fragilidad. En el cenorrio hablamos de cómo había venido a parar aquí abajo un argentino de ciento y pico kilos. "Este es un país muy agradecido", me dijo. No le entendí e hice pasa-palabra. De vuelta al hotel, en el coche, sonó una canción terrible en la radio. Malísima. Más que La bomba: nadie expondría su joroba al mundo por ella. Aún así, aquel año se vendió como roscos. "¿Lo escuchas? Es lo que te decía. Este es un país muy agradecido". King Africa es, sin duda, grande. Incluso, literalmente.

- NO SÉ USTED. Tengo 35 años. Un día me encuentro con Vázquez Montalbán. Trabajamos en la misma publicación semanal. Le expongo mi escepticismo ante lo que hago. "Mira, desengáñate. No vas a cambiar ninguna opinión. Nosotros, lo único que hacemos es acompañar al lector, que está solo". No me consuela. Yo también estoy más solo que la una. El aznarato, aún no dibujado, domina los medios públicos, interpreta el Estado como un botín y, gracias al modelo cultural español, consagrado a la unidad y la cohesión, a evitar problemas, va colando su idea de unidad y cohesión sin muchos problemas. Vamos, no se diferencia mucho de la anterior etapa, salvo en la ausencia de amabilidad / buen-rollete. Y en un nacionalismo gore. Lo que empiezan a ser, glups, dos grandes diferencias. Nuestra cultura es puro Microsoft. No es fácil encontrar chicos y chicas Linux, que se choteen -o, al menos, snif, que te acompañen, que te muestren su joroba- cuando la realidad se pone Windows Milenium. Este es un país muy agradecido, etcétera.