Paramount despide a Tom Cruise
El estudio rompe el contrato con la estrella de Hollywood y su presidente afirma que se debe al "suicidio creativo" al que ha llegado últimamente el actor.
Hacer tonterías tiene un precio y al actor Tom Cruise las suyas le han costado caras. El mejor pagado de Hollywood, la estrella más poderosa de la industria según la revista Forbes, el imbatible rey de las taquillas desde el estreno de Top Gun en 1986, acaba de ser despedido. En palabras de Sumner Redstone, presidente de Viacom, el conglomerado mediático propietario de los estudios Paramount Pictures para los que el actor ha trabajado durante los pasados 14 años, "el comportamiento de Cruise es intolerable". De ahí que Redstone ayer anunciara -a través del diario The Wall Street Journal- que no renovaría el contrato que hasta ahora había unido al actor y su empresa Cruise / Wagner Productions a los estudios Paramount en un fructífero matrimonio que ha producido éxitos de taquilla como la saga Misión Imposible o La guerra de los mundos.
El actor podrá dedicarse a producir en solitario, igual que han hecho otras estrellas como Mel Gibson
Ese contrato le garantizaba al actor el sueldo más caro de Hollywood, el 20% de los ingresos de taquilla, ingresos por ventas de DVD y 10 millones de dólares anuales para desarrollar proyectos a través de su productora, que dirige junto a su socia Paula Wagner. La bomba del despido la soltó Redstone sin que aparentemente Cruise estuviera informado de que la noticia iba a hacerse pública. Rick Nickita, su agente, se quejó en The Wall Street Journal por unas declaraciones que "carecen de delicadeza" y dijo que Cruise estaba "ofendido".
Lo cierto es que el ejecutivo se explayó a gusto en contra de una estrella que hasta hace apenas un año parecía intocable. "No tiene nada que ver con sus habilidades interpretativas. Es un actor formidable. Pero alguien que está cometiendo un suicidio creativo y que le está costando dinero a la empresa no debería estar en plantilla", dijo Redstone.
La interpretación de "suicidio creativo" a la que alude es una larga lista de declaraciones esperpénticas y actos estrafalarios que han convertido a un actor, antaño comedido, en carnaza para humoristas y revistas rosas. Todo empezó con el despido de su publicista en 2004. Tras sustituirla por su hermana, Lee Anne de Vette, una pope de la Iglesia de la Cienciología, el actor comenzó abiertamente a hacer proselitismo en pro de esa religión. Su momento estelar se produjo en directo por televisión en 2005: presa del amor y la espontaneidad, se puso a dar saltos sobre el sofá de Oprah Winfrey, quien presenta el magacín de máxima audiencia en Estados Unidos, para decirle al mundo de forma gráfica y explícita que estaba completamente colado por Katie Holmes. Otro gran momento fue su crítica salvaje a Brooke Shields por utilizar antidepresivos (la cienciología considera a los humanos extraterrestres y afirma que la psiquiatría no es una ciencia y hace daño). Luego llegó el embarazo de su mujer, a la que escondió del ojo público antes y después del parto y su hija Suri, de la que nadie ha visto una foto. Lo último que ha sorprendido al mundo es la supuesta noticia de que los invitados a la presentación pública de la niña no podrán tocarla ni hacerle arrumacos.
Todo esto no importaría en Hollywood si la gallina de los huevos de oro siguiera produciendo como antaño pero, según Redstone, Cruise les hace perder ingresos y los resultados de taquilla de Misión Imposible III son la prueba irrefutable. Cuando se estrenó la película en mayo, el periódico Usa Today publicó una encuesta que decía que el actor había perdido el 35% de su popularidad por las tonterías que hacía o decía en público. "Misión Imposible III es la mejor de todas", dice Redstone, pero ha recaudado entre 100 y 150 millones menos de lo esperado (393 frente a los 545 de la segunda y 457 de la primera).
Pero... ¿significa este despido el fin de Tom Cruise? No lo parece. De momento su socia Paula Wagner ya se ocupó ayer de asegurar que había dos empresas de fondos de inversión dispuestas a apoyar a su productora, de modo que Cruise podrá dedicarse a producir en solitario, igual que han hecho actores como Mel Gibson. A Gibson le ha ido de perlas: su La pasión de Cristo, otra muestra de excentricidad desbordante, es una de las 10 películas más vistas de la historia de Estados Unidos. Y Cruise, de sólo 44 años, es un actor lo suficientemente sólido como para emprender la aventura de producir de forma independiente. "Ése ha sido siempre nuestro sueño", dijo Wagner en The Wall Street Journal. Paramount Pictures se lo acaba de poner en bandeja.
Un guaperas con talento
Cuando Tom Cruise enamoró a las quinceañeras del planeta subido al avión de Top Gun todo apuntaba a que este joven de Nueva Jersey sólo sería una cara bonita más con la que alimentar al tiburón insaciable que fagocita guapos en Hollywood. Pero pasó el tiempo y Cruise siguió triunfando, por su físico y por su capacidad interpretativa. Nacido el 4 de julio fue la primera película por la que obtuvo una candidatura al Oscar y un Globo de Oro. Corría 1990 y los críticos le aclamaban por primera vez. Su tirón de guapo era una mina de oro, así que Cruise no dudó en embarcarse en superproducciones como Misión Imposible. Aun así, estaba claro que el chico sabía actuar y cuando Kubrick le invitó a protagonizar Eyes wide shut junto a su entonces mujer Nicole Kidman, la crítica le aplaudió por valiente, ya que el papel no era fácil. No obstante, sería Paul Thomas Anderson quien le ofrecería el personaje que le consagraría como sólido intérprete en la película Magnolia en 1999. Cruise interpretaba a una especie de predicador del machismo y el poder fálico, Frank T. J. Mackey, en un filme coral en el que sin duda Cruise brilló con fuerza propia. Por aquel papel cosechó el mayor número de premios de su carrera, además de otra candidatura al Oscar, que nunca llegó. Cruise gusta, es guapo, pero sobre todo, es un actor con tablas y talento y su carrera está muy lejos de verse terminada aquí. De momento ya tiene tres películas en marcha.
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