El Juventus entra en guerra con el fútbol italiano
El club, que se siente discriminado, recurre a los tribunales ordinarios para eludir su descenso, por lo que el inicio de la Liga podría aplazarse
El Juventus entró ayer en guerra contra el resto del fútbol italiano. El Consejo de Administración de la sociedad turinesa decidió recurrir a la justicia ordinaria para librarse del descenso impuesto por las autoridades federativas. Si su nuevo recurso fuera aceptado, el campeonato de Liga, que debería comenzar el 10 de septiembre, podría quedar suspendido de forma indefinida. La Federcalcio, a su vez, amenazó a la Juve con nuevas sanciones por no aceptar las decisiones de los tribunales deportivos.
Giovanni Cobolli Gigli, el presidente del Juventus, sabía que trasladar el caso al Tribunal Administrativo del Lazio, el único en Italia competente en materia deportiva, iba a causar una nueva conmoción en un calcio aún convaleciente tras la montaña rusa de este verano: el peor escándalo de su historia seguido por una sensacional victoria de la nazionale en la Copa del Mundo de Alemania.
Casi todos los clubes y la mayoría de los aficionados, incluidos los juventinos, preferían, según los sondeos, que se diera carpetazo al asunto, se cumplieran las sanciones y se devolviera el protagonismo al balón.
Pero el consejo del club de la familia Agnelli consideró por unanimidad que el castigo impuesto al Juventus, el descenso a la Serie B (Segunda División) y una penalización de 17 puntos, suponía "una discriminación inaceptable" respecto a los demás implicados -el Milan, el Lazio y el Fiorentina-, todas ellas con penalizaciones, pero permaneciendo en la máxima categoría, la Serie A.
La dirección del Juventus emitió un comunicado en el que afirma que el intento de mediación realizado el pasado viernes por la Federcalcio con la oferta de limar ligeramente el castigo dejó "sin resolver las cuestiones centrales: la injustificada gravedad de las sanciones y la falta de equidad en el tratamiento reservado al Juventus frente a las otras sociedades implicadas".
Del comunicado se desprende claramente la posición de fondo del club turinés, el más importante del calcio: sus dirigentes consideran que el haber despedido a la anterior cúpula y al que era su director general, Luciano Moggi, creador del mecanismo por el que árbitros y federativos ayudaban al equipo y a sus aliados, y el haberse desprendido de sus principales jugadores constituyen ya un castigo suficiente.
"La simple hipótesis de retroceder a la Serie B con una importante penalización", indica la nota del consejo, "ha determinado ya un considerable impacto en el aspecto deportivo: la marcha de algunos campeones que han contribuido en el pasado al éxito deportivo del Juventus ha debilitado de forma notable el potencial técnico del equipo. Este hecho, por otra parte, no se ha registrado en otras sociedades que han sufrido sanciones menores".
Y sigue: "Parece incomprensible que el tratamiento más severo haya sido reservado precisamente al Juventus, la sociedad más dispuesta a asumir sus responsabilidades, que ya ha modificado su organización interna y ha adoptado un sistema de control y prevención más severo y eficaz".
La primera sesión del Tribunal Administrativo del Lazio, tras las vacaciones, estaba fijada para el 6 de septiembre, sólo cuatro días antes del inicio del campeonato. Si aceptara el recurso juventino, ordenaría la suspensión temporal del torneo para darse tiempo a resolver el caso y, por tanto, el calcio entraría en una nueva fase de caos.
La federación amenazó con imponer nuevas sanciones al Juventus, incluyendo un apartamiento de las competiciones europeas por varias temporadas, por su desacato a los tribunales federativos.
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