"Para algunos parece incompatible el respeto con la diversión"
Josetxo Etxeberria (Irún, 1967) está pasando las noches de Semana Grande al volante de uno de los autobuses de la Compañía del Tranvía de San Sebastián que cubre el servicio Búho en fiestas.
Pregunta. Mientras cientos de personas viven la noche en fiestas, usted está trabajando. ¿Cómo lo lleva?
Respuesta. Bien. Soy un poco Sosoman, de casa al trabajo y del trabajo a casa, por lo que trabajar durante las fiestas no me importa. El problema de trabajar de noche es que te rompe el ciclo, tienes que forzar el dormir de día para trabajar de noche, y se te hace raro estar a caballo entre dos días.
P. ¿Cómo es el trato con la gente que utiliza los búhos?
R. En un ambiente de fiesta tienes que tener un poco más de paciencia por tres cuestiones. Primero, hay mucha gente de fuera y tienes que contestar sus preguntas sobre las diferentes líneas. Luego, la gente de la ciudad funciona de manera rutinaria, de manera que, en cuanto le cambias las paradas, también anda preguntando. Y, por último, hay bastante gente en estado espirituoso, por decirlo finamente, que dificulta un poco el trabajo.
P. ¿El tipo de pasajero de estos días es más heterogéneo que el de un sábado cualquiera?
R. En fiestas, a las tres de la mañana todavía suben al autobús padres con hijos. Digamos que se retrasa la hora en que empieza a subir el personal que va un poco...
P. ¿Los conductores tienen que soportar muchas situaciones incómodas?
R. No vamos a negar que por la noche se dan ciertos incidentes. Para algunos parece que es incompatible el respeto con la diversión.
P. En estos días de jaleo también se darán anécdotas.
R. Hay confusiones graciosas. El martes se subió una señora al autobús de Alza, que iba hasta las narices, y me pidió 20 billetes. Cuando ya estaban todos en el fondo, la señora se volvió hasta mí y me preguntó si paraba en la zona de Universidades [al otro lado de la ciudad]. Otro día, una persona, que por cierto era de Bilbao, quiso pagarme con una tarjeta Visa.
