Una estética desenfadada para Mozart

Las óperas poco conocidas de Mozart están teniendo en el Festival de Salzburgo tratamientos menos convencionales que los títulos de referencia. Es una forma de llamar la atención, desde luego, pero también una actitud que guiña un ojo al público más joven. La trilogía Irrfahrten, que, en colaboración con el Festival del Castillo de Ludwigsburg, se presenta en el patio cubierto de la Residenz, incorpora desde obras tempranas como La finta semplice hasta títulos inacabados como Lo sposo deluso o L'oca del Cairo. Y lo hace en un contexto multimedia de estética juvenil afín a los tiempos que corren. Es un espectáculo ambicioso y, por tanto, con lagunas. Pero al menos respira frescura y riesgo. No tiene el nivel de calidad interpretativo habitual en Salzburgo, pero se disculpa ante su descaro y ambición artística. Responde además a la inquietud de combinar la música de Mozart con rasgos de nuestros días. Los jóvenes sienten cercana la propuesta. La idea de viaje interior está siempre presente con las maletas como constante escenográfica en una ambientación más cercana a un concierto de rock que a una ópera de pelucas. La contradicción viene de que los precios no son precisamente los más adecuados para el público joven (hasta 250 euros). Pero ésa es otra historia.

Llama la atención que la aportación española sea precisamente en el terreno más radical

La tercera parte del proyecto se titula Rex tremendus y agrupa las dos óperas cómicas incompletas citadas más arriba, con 22 fragmentos de obras instrumentales de Mozart que la Camerata de Salzburgo, en ropa de calle y distribuida espacialmente en seis grupos, afronta antes de reunirse con el coro de Ludwigsburg -en dos niveles de andamios- para culminar con los ecos más significativos del Réquiem. Paralelamente, seis bailarines, con Graham Smith al frente, despliegan un tipo de danza física, individual y llena de contorsiones. Los cantantes de ópera pueden acabar en una especie de guateque en una habitación con clave. La actriz Marianne Hamre conduce el espectáculo y suministra algunas pistas sobre sus intenciones. La mezzosoprano Ann Murray tiende un puente con el espectador convencional gracias al sentimiento con el que acomete un aria. El director de orquesta, Michael Hofstetter, domina perfectamente todo el barullo y saca un sonido excelente de ello. No viste de forma estandarizada. Va con zapatillas deportivas, un pantalón de rayas anchas y una chaqueta de colorines que, en la segunda parte, abandona. Pero lleva la orquesta con brío.

Hay una española-argentina metida en todo este embrollo, la mezzosoprano Marisa Martins, que tiene a su cargo los personajes de Eugenia en Lo sposo deluso y Lavina en L'oca del Cairo. Dada la prácticamente nula presencia española este año en Salzburgo, llama la atención que la aportación española sea precisamente en el terreno más radical.

El espectáculo indigna a algunos y entusiasma a otros. Pero es absolutamente necesario. Solamente por comprobar lo bien que va la música de Mozart a muchos tics de la modernidad vale la pena. Por eso y por la capacidad de reflexión que genera en un segundo nivel de lectura. No hay duda de que Mozart es nuestro contemporáneo también desde la creación desprejuiciada y el intercambio de épocas.

Por otra parte, ayer se presentó en una de las salas de la recién restaurada Haus für Mozart (Casa Mozart) un importante proyecto: las 22 óperas y obras para escena de Mozart, que por primera vez se han puesto íntegramente este verano en Salzburgo, se publicarán en DVD a partir de noviembre. El estuche, que incluirá 51 horas de música más 20 horas de entrevistas y reportajes, costará unos 500 euros. También podrá comprarse cada obra por separado.