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"El ruido no cesa y me aturulla", dice una vecina de Casa de Campo

"Llevo una vida estresante y no descanso desde hace dos meses. El ruido no cesa y me aturulla", afirma Henar Martín, una vecina de la ribera del Manzanares. En la colonia Cuartel de la Montaña, donde vive junto a otros cuatro familiares, las obras de la vía de circunvalación M-30 impiden el descanso a 3.000 vecinos.

En otro punto de la Casa de Campo, seis colegios y una residencia de ancianos padecen altos índices de contaminación acústica y atmosférica en el barrio de Batán. En el paseo de Extremadura, cientos de vecinos que viven al borde de la A-5 llevan décadas soportando niveles de ruido que superan en 25 decibelios los índices máximos recomendados. Una situación agravada por el incremento del tráfico provocado por la proliferación de ciudades dormitorio como San José de Valderas, Alcorcón, Móstoles y la construcción de centros comerciales que tienen accesos a través de la A-5.

Las inclemencias sonoras no acaban ahí. Las nuevas viviendas de la Operación Campamento, la creación de nuevos parques empresariales, la ciudad del Banco de Santander y el cuartel de la OTAN empeoran el panorama, sin que la Administración haya aplicado medidas que reduzcan el impacto medioambiental y acústico.

Firmas de protesta

Hace un año, los vecinos recogieron 5.000 firmas para solventar una situación que, en previsión del incremento de población y tráfico que supondrán los nuevos desarrollos urbanísticos, amenaza con empeorar. El soterramiento de la autovía A-5 a su paso por el paseo de Extremadura, y de la avenida de Portugal, dará paso a una gran vía que generará mucho ruido.

La asociación de Batán no es el único colectivo de vecinos que acusa al Ayuntamiento de no tomar en serio sus reclamaciones. Por tercera vez en ocho años, los vecinos del distrito Centro piden la reducción de los horarios de cierre de los locales de ocio nocturno. "Es imposible dormir con las terrazas en verano. Cierran más tarde de las dos de la mañana", afirma Juan Carlos Mora, presidente de los vecinos del barrio de Las Letras, quien asegura que los bares de copas infringen "sistemáticamente" el decreto contra la contaminación acústica.

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Para acabar con los históricos ruidos nocturnos piden la aplicación del Plan de Reconversión del Ocio Nocturno, que establece una disminución de 10 decibelios en dos años para fijar la media en 45 y transformar así el barrio en un área más silenciosa. "No me extraña que Madrid sea una de las capitales más ruidosas del mundo", afirma Mora.

Lo mismo piensan los socialistas madrileños, que denuncian que Madrid se ha convertido en la capital con más contaminación acústica de Europa. "Desde 2003, han aumentado en 300.000 las personas que sufren problemas de ruido", afirma Óscar Iglesias, portavoz adjunto del PSOE.

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