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EL ENIGMA
Columna
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Un día (más) en el circo

Javier Sampedro

Con llamarse Margot ya tendría una bastante, pues no. A ella le gusta Leocricia. Nada, que se llamaba así su tía abuela y que la saque en la columna. Le digo: "pero si es de enigmas", y dice "pues ahí está el tema"¿Y ahora qué hago yo? Ustedes no saben cómo es Margot. Con que les diga que le pega Leocricia ya no tengo que decirles más.

Para empezar Leocricia contiene un trasposón. ¿Que no? Los trasposones son segmentos de ADN que saltan y se dan la vuelta con facilidad. Antiguos virus, ya saben. Ahí va el tío entre corchetes: Le (OCRIC)ia >Leía (CIRCO). Ya le podemos quitar los corchetes, total. Circo es un trasposón autónomo: los saltimbanquis van dentro. Su primo cero fue igual en tiempos, pero desde que se quedó hueco busca el roce de circo y no hace más que ocre, a lo mejor algo de orce, y creo que esto último fue un fraude, así que tú verás (¿falta alguna, ranas subjuntivas aparte?). ¡Ja!, deberían ver la cara que han puesto.

Nuestros genes tienen un aire a Leocricia. El gen de la bonita cabellera caballero, por ejemplo, se escribe bonita cabellera ¡sáquenme de aquí! caballero. Se precisa una aparatosa maquinaria celular para sacar de ahí a ¡sáquenme de aquí! (un intrón, en la jerga) y procurar que el caballero encuentre la cabellera (boy meets girl, en la jerga). Es una extraña forma de hacer las cosas, ¿no creen?

En un libro que saqué hace unos años, propuse retóricamente un ejercicio que quisiera rebotarles ahora en carne mortal (ya ven que, al final, lo virtual es más real que lo real). Se trata de convertir un ripio (El cielo fugaz espera un infierno / de un tenue hoy que no es eterno) en el fino carpe diem de Borges que suelo usar como brindis (El hoy fugaz es tenue y es eterno. / Otro cielo no esperes, ni otro infierno).

Pueden mover lo que quieran adonde les parezca, pero la gran dificultad es ésta: cada resultado intermedio tiene que ser un brindis algo mejor que el anterior, o no prosperará. Ésas son las reglas del juego de la vida. Verán como les viene bien añadir algún tipo de intrón antes de empezar: les dejo que lo definan a su aire. Siempre que lo llamen Leocricia, no me fastidien.

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