Una ciudad contra los neonazis
Una singular colecta se lleva a cabo estos días en la ciudad alemana de Delmenhorst (Baja Sajonia). Para evitar que un conocido neonazi compre un hotel del centro y lo convierta en punto de encuentro de radicales, esta ciudad de 80.000 habitantes se ha propuesto reunir una cantidad suficiente para igualar la oferta del ultraderechista y que el inmueble pase a manos del Ayuntamiento.
Ningún contador en Internet recibe tanta atención esta semana en Alemania como el de la cifra que alcanzan los donativos: en cinco días ya se acercaba ayer a los 600.000 euros. Si no se reúnen 3,4 millones de euros antes del martes, el Ayuntamiento se ha comprometido a devolver el dinero a cada donante.
La gente en Alemania evita mezclarse con los neonazis por muchas cosas, pero también por miedo a que su imagen quede manchada o marcada para siempre. Ese parece ser el problema de los ultraderechistas alemanes cuando celebran congresos de partidos o encuentros: los hoteles o salones de reuniones que apalabran para los eventos cancelan la reserva en el último minuto. Una contrariedad que llevó al abogado hamburgués Jürgen Rieger a comprar un hotel de 100 camas, cerrado desde hace un año, y dedicarlo a seminarios, cursillos, congresos de partidos y demás eventos de tinte nazi.
Rieger, de 60 años, ofreció por el Hotel am Stadtpark 3,4 millones de euros, casi el doble de su precio de mercado, y derribó con ello las reservas que hubiera podido tener el propietario, Günter Mergel. A Mergel le da igual quién lo compre, mientras sea a buen precio. "Si no vendo ya, soy un hombre pobre", ha declarado.
Los habitantes de Delmenhorst en cuanto se enteraron de las intenciones de los neonazis empezaron a organizar vigilias, recogidas de firmas, donativos y manifestaciones.
Rieger, que ya fue procesado una vez por instigación al odio, es uno de los nazis más poderosos de Alemania y no parece tener problemas de liquidez. Ha heredado fortunas de viejos nazis adinerados y representa a la Fundación Wilhelm Tietjen para la Fertilización, que, desde Londres, administra la herencia del nazi Wilhelm Tietjen, fallecido en 2002 y antiguo militante del partido nazi de Hitler, el NSDAP. En nombre de esta fundación, Rieger ya logró en 2004 adquirir un antiguo cuartel militar en Dörverden para convertirlo en centro de investigación de la fertilidad. Detrás de la obsesión por la fertilidad no se esconde más que la voluntad de investigar sobre la raza aria. Sin embargo, las autoridades han conseguido arreglárselas hasta ahora para impedirle utilizar la propiedad para tal fin.
También Rieger intentó en octubre de 2005 comprar un salón municipal en la localidad de Verden. Los 28.000 habitantes de esta ciudad reunieron entonces los 200.000 euros necesarios para impedir que el local quedara en manos de la extrema derecha.
Ahora en Delmenhorst, no son pocos los que sospechan que el supuesto interés del neonazi por la compra del hotel no sea más que una maniobra de su propietario, Mergel, para aumentar el precio del establecimiento y de paso vengarse del Ayuntamiento, con el que siempre tuvo unas relaciones tempestuosas. De momento, Günter Mergel se ha quitado de en medio después de recibir amenazas de grupos de extrema derecha (para que venda a Rieger) e izquierda (para que no lo haga).
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