Empieza el mayor festival del mundo
Desde hoy y hasta el 2 de septiembre, la ciudad escocesa de Edimburgo se convierte en un hervidero de teatro, música, danza, cine y libros.
Pasen y vean. El Festival Internacional de Edimburgo, que empieza hoy, y el Fringe -su alternativa- cumplen 60 años de lucha paralela, de encuentros y desencuentros mientras entre los dos forman la mayor manifestación cultural del mundo. La alarma del jueves en Heathrow, que hacía pensar lo peor, no ha podido con ellos ni con esos fieles que, hasta el 2 de septiembre, duplican la población de la ciudad. Y entre ellos muchos españoles, que cada año se hacen notar más: habituales que van a tiro hecho, familias enteras que se embelesan con la oferta de diversión callejera -lo más bonito este año es un teatrillo en miniatura que se llama Dedodeporras- y solitarios que parecen buscar inspiración para el Club de la Comedia.
Al Fringe siempre le gusta dar cifras. Las de este año son: 28.014 funciones de 1.867 espectáculos distintos
Este año el Fringe ha empezado fuerte con Black Watch, una obra sobre la guerra de Irak con la que debuta en el certamen el nuevo National Theater of Scotland. Y no es la única, pues del mismo asunto trata Lo que oímos sobre Irak, con palabras de algunos protagonistas de primera fila, Bush y Blair entre ellos. Por cierto, ¿sabían que a la prohibición de fumar en Escocia en los lugares públicos se le llama The Tartan Taliban (tartan por los cuadros de las faldas y lo otro por lo que su nombre indica)? Pues bien, al actor Mel Smith le han prohibido fumar en la obra que representa en el Assembly Rooms Allegiance, lo que tendría cierto sentido si el personaje que encarna no fuera Winston Churchil. Smith ha dicho que a lo mejor les hubiera gustado a los de la prohibición que representara a Adolf Hitler, antifumador notorio. ¿Nombres españoles en el Fringe? Pues apunten a Yllana y su Star Trip, Tricicle -con Sit-, y una cosa llamada Asturias -sobre la revolución de 1934- en la que se ofrecen tapas y vaso de sidra gratis. Al Fringe siempre le gusta dar cifras. Las de este año son: 28.014 funciones de 1.867 espectáculos distintos -177 gratis- en 261 escenarios diferentes. Prácticamente todas perderán dinero.
Del Festival Internacional se marcha este año Brian McMaster, su responsable máximo desde hace 15. Su sucesor será un australiano de 42, Jonathan Mills, que todavía no ha revelado sus planes. Como despedida, buena ópera en concierto -Elektra, de Strauss, dirigida por Edward Gardner, Maestros cantores, por David Robertson- y muy prometedora ya en completo, con la Ópera Nacional de Lyon en dos programas bien distintos: El vuelo de Lindberg y Los siete pecados capitales, de Weill, y Mazeppa, de Chaikovski. Habrá un estreno -El árbol asesino, de Stuart McRae- y la esperada presencia de La flauta mágica de los Abbado. En la danza, el Scottish Ballet, el aquí admiradísimo Nederlands Dans Theater, el Suzanne Farell Ballet y los brasileños Grupo de Rua de Niteroi. En cuanto al teatro, vuelve Calixto Bieito esta vez con Platform, adaptación de la novela de Michel Houellebecq, con Juan Echanove, en coproducción con el Romea de Barcelona. Peter Stein, otro clásico en Edimburgo, trae Troilo y Cresida, de Shakespeare, y el American Repertory Theatre, Tres hermanas, de Chejov.
En el International Film Festival se verá alguna película española, como Estrellas de la línea, de Chema Rodríguez, Diario de un asesino, de Martín Garrido Barón y Hormigas en la boca, de Mariano Barroso. Los libros -el Book Festival- se instalan en Charlotte Square. Menos estrellas este año, pero valdrá la pena oír a Francis Fukuyama, Harold Pinter o Doris Lessing armándola cada uno a su manera.
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