Abucheos a Brandauer
El director y actor austriaco bailó en el escenario ante los gritos del público en Berlín por su montaje de 'La ópera de los tres peniques'
El esperado estreno anteayer en Berlín de La ópera de los tres peniques se saldó con un sonoro y sostenido abucheo a su director, el austriaco Klaus Maria Brandauer. La obra del dramaturgo alemán Bertolt Brecht con música de Kurt Weill se estrenó con un nuevo montaje en el Admiralspalast, un antiguo teatro remozado, con motivo del 50º aniversario de la muerte de Brecht, que se cumple mañana.
El también actor Brandauer, conocido en España por su papel en Memorias de África, tuvo que conformarse con la desaprobación del público por una puesta en escena demasiado sosa para las expectativas que se habían creado. Brandauer contestó al abucheo poniéndose a bailar sobre el escenario. Sin embargo, los actores obtuvieron prolongados aplausos, especialmente Campino, el cantante del legendario grupo punk Die Toten Hosen, que, a sus 44 años, debutó en los escenarios con esta obra en el papel protagonista de Mackie Navaja. De entre un elenco de actores correctos con, en algunos casos, limitadas dotes para el canto, brilló también la actriz germano oriental Kathrin Sass. Sin trabajar en el teatro desde la caída del muro, la veterana Sass volvió a las tablas tras el éxito que le dio en el cine su papel en Good bye, Lenin!
Los actores obtuvieron largos aplausos, especialmente Campino, el cantante del legendario grupo Die Toten Hosen
El principal patrocinador del montaje, que ha costado tres millones y medio de euros, es el Deutsche Bank. La ironía del destino sentó a su presidente, Josef Ackermann, en el palco de honor -donde antaño se sentara Hitler en los estrenos de revista- para asistir a una de las obras con mayor crítica social del dramaturgo más anticapitalista que se recuerda en Alemania. Muchos de los asistentes no pudieron reprimir las risitas incómodas, por la presencia del banquero, cuando Mackie Navaja declamó: "¿Qué es el atraco a un banco frente a la fundación de un banco?".
Es un verdadero milagro que el estreno haya tenido lugar, dado el retraso que llevaban los trabajos de reforma del teatro. Los actores han tenido que ensayar diariamente hasta las tres de la mañana para poder escapar del ruido de las obras. En el estreno, los perfumes caros se mezclaban con el olor a pintura y los tacones de aguja tuvieron que caminar por el hormigón desnudo, careciendo de tiempo para desplegar moqueta o parqué. Cables pelados, boquetes en el techo... un marco que no desentonaba en absoluto con ese cutreglamour que tanto gusta en Berlín.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.