Máxima contundencia y respeto a la ley

Baltasar Garzón, el juez que en agosto de 2002 suspendió todas las actividades de Batasuna meses antes de su ilegalización, afirma en su resolución que la suspensión de derechos fundamentales en un proceso penal debe ser siempre interpretada "con rigor, pero restrictivamente", por cuanto una aplicación extensiva "entraría de lleno en el ámbito de la arbitrariedad y aplicaría criterios políticos a lo que debe ser algo estrictamente jurisdiccional".

Este principio básico de Derecho Penal, que el juez parece dejar caer al rebufo de algunas opiniones expresadas estos días por miembros de la judicatura, lo reafirma teniendo presente "no sólo la suspensión judicial, sino también la ilegalización de Batasuna". "Por tanto", concluye, "máxima contundencia, pero también máximo respeto a las leyes y resoluciones que se pretenden aplicar".

El magistrado recuerda que cuando existieron indicios claros de la voluntad delictiva de los responsables de Batasuna que "convocaron de hecho la primera manifestación, luego desconvocada", el juzgado actuó "con prontitud y contundencia para evitar la comisión de un acto presuntamente delictivo".

Pero tras neutralizar esa voluntad delictiva con "la desconvocatoria y la declaración expresa de los imputados desvinculándose de la misma", no había indicios para prohibir la nueva marcha.

"Las opiniones personales, así como la voluntad o el arcano de los que concurran a esta manifestación es algo invaluable por el juez de instrucción a priori", agrega Garzón. De ahí que cobre sentido la petición del fiscal "en el sentido de que las fuerzas de seguridad continúen la investigación con el fin de acreditar definitivamente la vinculación o no de Batasuna a la manifestación".

Entre las reacciones políticas, Ignacio Astarloa y María San Gil (Partido Popular) hicieron responsables directos de la marcha al Gobierno y al presidente Rodríguez Zapatero; el PSE-PSOE dijo que respeta el auto del juez Garzón, pese a las "sospechas" de vinculación con Batasuna, e IU encuadró la situación en los "tropiezos" del proceso de paz.

El PNV opinó que la marcha "debe desarrollarse con toda normalidad"; EA la vio "razonable" y Ezker Batua pidió a Batasuna "que actúe con responsabilidad e inteligencia" y no con "confrontación y enfrentamiento".