Comienza en Alicante el derribo de tres edificios destruidos por la explosión
Sin prisas y extremando las precauciones. Así se desarrollará la demolición de los tres edificios declarados en ruina por el Ayuntamiento de Alicante a consecuencia de los daños sufridos en la explosión de gas butano del pasado 3 de agosto, que de momento se ha saldado con una mujer fallecida y 11 heridos. La empresa encargada del derribo inició ayer por la mañana los trabajos, que durarán entre tres y cuatro semanas, según vaticinó el jefe de Conservación de Inmuebles del Ayuntamiento de Alicante, Miguel Ángel Campos.
Los operarios, asistidos por los bomberos y la Policía Local, comenzaron a trabajar "muy despacio y con medios casi manuales" para prevenir cualquier riesgo, aclaró Campos. Como los inmuebles que serán derribados -el número 83, donde sucedió la explosión, el 81 y el 85 de la calle de Cerdà- han quedado en tan mal estado, es necesario que los trabajos se realicen desde la calle, con el apoyo de una grúa o una plataforma. Mientras, se están arreglando los desperfectos en el lateral del segundo y tercer piso del número 79, cuyos habitantes podrían volver a sus casas entre hoy y mañana. Los demás vecinos desalojados siguen hospedándose en un hotel y en domicilios de familiares, aunque el Ayuntamiento está ocupándose de buscarles un nuevo hogar.
La primera fase de los trabajos durará entre siete y diez días, y consistirá en derribar con sumo cuidado las partes del número 83 que presentan riesgo de desprendimiento. Cuando ya no haya peligro, los operarios iniciarán las labores de desescombro dentro de los inmuebles, aún de forma manual. Finalmente, se derribará la parte trasera del número 83, ya con maquinaria pesada. Para evitar posibles daños a los vecinos de los edificios de la calle de Escoto que se sitúan a espaldas de los afectados, sus moradores serán desalojados uno o dos días.
Los afectados continúan acercándose a diario a la calle de Cerdà. Armando Asensi, hijo del matrimonio que vivía en la planta baja del número 81, "la única vivienda que ha resultado intacta", comentó que sus padres y hermanos, que salieron ilesos del accidente, seguirán la evolución del derribo expectantes porque todavía conservan la esperanza de poder recuperar sus pertenencias.
Todos los heridos en el accidente han sido dados de alta, a excepción del hombre de 32 años que vivía en el tercer piso en el que se produjo la explosión y que sigue ingresado en el Hospital La Fe con quemaduras en el 80% de su cuerpo. Su pareja, una mujer de 25 años, murió el lunes. La hipótesis más probable, según fuentes de la investigación, es que ambos intentaron suicidarse inhalando el butano. Tras dejar abierta la bombona, uno de ellos, al parecer, encendió un pitillo que provocó la explosión del gas acumulado en el dormitorio.
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