Scotland Yard destapa una trama de escuchas a políticos y Casa Real
La policía detiene a un periodista británico por pinchar los teléfonos de la residencia de Carlos
Un corresponsal del periódico sensacionalista News of the World está en el centro de la investigación abierta por Scotland Yard en torno a una serie de escuchas telefónicas de Clarence House, residencia oficial del príncipe Carlos. Tras una larga jornada de interrogatorios, detectives de la brigada antiterrorista acusaron anoche al periodista Clive Goodman y a su cómplice Glen Mulcaire de acceder en ocho ocasiones a mensajes telefónicos dirigidos a la familia real.
Goodman, corresponsal palaciego del más amarillo de los rotativos británicos, fue detenido junto a otras dos personas no identificadas en la madrugada de ayer bajo sospecha de pinchar las comunicaciones telefónicas del personal de Clarence House. La policía le seguía la pista desde el pasado noviembre, cuando los empleados más próximos al príncipe Carlos detectaron una serie de irregularidades con sus teléfonos móviles. Estaban convencidos de que alguien escuchaba los mensajes dejados en los buzones de sus aparatos de telefonía móvil.
El caso está en manos de la brigada antiterrorista, dadas las posibles consecuencias en la seguridad del heredero de la corona, de su segunda esposa, Camila, y de sus dos hijos, Guillermo y Enrique, residentes habituales en Clarence House. Uno de los detenidos quedó por la tarde en libertad condicional. Goodman y su supuesto cómplice, cuya identidad y profesión no han trascendido, permanecían en comisaría tras solicitar la policía permiso judicial para continuar con los interrogatorios.
La trama de escuchas parece centrarse en los mensajes de voz y texto dejados en teléfonos móviles del personal de palacio. Y podría extenderse del círculo real a "decenas de personajes célebres, ministros y diputados", de acuerdo con fuentes cercanas a la investigación. Los medios de información coincidían ayer en señalar que las escuchas no han afectado a las comunicaciones del primer ministro, Tony Blair.
Tom Bradby, reportero del noticiario ITV News, confirmó, por su parte, que informaciones y asuntos personales que había intercambiado con el príncipe Guillermo, en vísperas de una entrevista que estaba concertando el año pasado, se publicaron pocos días después en News of the World. "Llegamos a la conclusión de que nos habían pinchado los mensajes del buzón de nuestros móviles", dijo ayer.
No es la primera vez que la familia real británica es víctima de escuchas ilegales. En 1993, la prensa publicó comprometidos extractos de una conversación en la que el príncipe Carlos susurraba a su entonces amante Camila Parker-Bowles que le gustaría "vivir" entre sus pantalones. El año anterior también se reprodujeron comentarios íntimos entre la princesa Diana y su amigo James Gilbey. La revolución digital aún no había despegado y los autores de los pinchazos se identificaron como aficionados radiofónicos que vendieron a los rotativos sensacionalistas sus controvertidos trofeos. Los móviles son ahora campo abonado para los piratas informáticos.
Aunque parece prematuro responsabilizar al reportero de News of the World de las nuevas escuchas. La policía registró ayer su domicilio londinense y la redacción del dominical, propiedad del magnate Rupert Murdoch. La publicación destaca por una ética profesional cuestionable, basada con frecuencia en engaños y falsas apariencias de sus reporteros, entre ellos Mazher Mahmood. Ha pagado caras sus informaciones infundadas en pleitos judiciales y rectificaciones en ediciones posteriores. Precisamente, la semana pasada un jurado dio la victoria al diputado regional escocés Tommy Sheridan, que recibirá una indemnización de 145.000 euros por parte del rotativo sensacionalista.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.