4.000 ripenses más, 4.000 madrileños menos

Adriana -rumana, dos años en España- tiene sus papeles en regla y ahora intenta solucionar los de su hija Cristina, de 14 años. Si viviera al otro lado de la calle, el Ayuntamiento de Rivas-Vaciamadrid le gestionaría en unas horas el documento que le falta. Pero su piso está en la zona de la urbanización Covibar, que depende del distrito madrileño de Vicálvaro. Ahí, después de esperar un mes, le han dicho que tardarán semanas.

Adriana es una de los 4.000 vecinos que viven "en tierra de nadie": administrativamente dependen de Madrid, pero sus casas están pegadas a Rivas. Tras 20 años reclamando un cambio en su situación, el Gobierno regional aprobó el pasado día 1 el cambio de lindes. En unas semanas, cuando la modificación se publique en los boletines oficiales de la Comunidad Autónoma y del Estado, Adriana y sus vecinos pasarán a ser ripenses.

Las 1.004 viviendas de la parte madrileña de Covibar se encuentran a 14 kilómetros del distrito madrileño del que hasta ahora dependen. Sus vecinos se quejan de que esa distancia hace que servicios como la limpieza o la seguridad se resientan.

En los dos meses en los que Gema lleva al frente de la cafetería Bianca ya le han robado una vez y lo han intentado otra. "Esto es un caos. Llamé a la policía y no vino nadie hasta los 45 minutos". Tras la larga espera, entre los agentes de Madrid y los de Rivas, llegaron 17 dotaciones. "No hay coordinación", zanja la dueña. Y es que muchos vecinos cuentan que, aunque legalmente no pertenezcan a Rivas, acaban utilizando los servicios municipales -centros educativos y sanitarios, equipamientos deportivos y culturales- de esa localidad. Pero pagan sus impuestos a Madrid.

El trasvase de tierras pactado por los dos Ayuntamientos -a cambio de la cesión de una parte de Covibar, Rivas ha traspasado a la capital unos terrenos deshabitados- ha resuelto, según el alcalde ripense, José Masa, de Izquierda Unida, "una deuda histórica con unos vecinos que eran ripenses de hecho pero no de derecho". La aprobación de esta medida por parte del Gobierno regional es el último paso legal necesario, después de que los dos consistorios implicados dieran su visto bueno. Masa agradece al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón (PP), la "comprensión y sensibilidad" que ha mostrado con este asunto: "Ha cumplido con su promesa de zanjarlo antes del fin de la legislatura".

Tomás Pérez, portavoz de la plataforma creada hace tres años al efecto, está de acuerdo: "Esta situación nos afectaba todos los días: para hacer un papeleo tenemos que ir a Vicálvaro en vez de hacerlo a unos metros de aquí; si tienes un accidente de coche en esta calle, hay que esperar más de media hora a que vengan de Madrid...", enumera.

Pérez, que acusa al anterior alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, de no haberles hecho caso nunca, está encantado con que por fin se hayan escuchado sus demandas. "Esto es como lo de las bodas gays: funcionaba con normalidad en la calle, pero no en los documentos oficiales".

Otro portavoz de la plataforma y militante de IU, Germán López, cree que la tardanza en atender a sus peticiones puede explicarse por cuestiones políticas. "Ésta es una zona en la que gana la izquierda. Y algunos miles de votos no se notan en las elecciones madrileñas, pero sí en las de Rivas", afirma. De hecho, en los últimos comicios, PSOE e IU alquilaron autobuses para que ningún vecino dejara de votar por no poder desplazarse hasta Vicálvaro.

María está sentada al fresco debajo de un árbol en la calle de Dolores Ibárruri, que sirve como frontera de los dos Covibar (el ripense y el madrileño). Ella vive en el otro lado, pero se solidariza con los que en unas semanas se convertirán en sus vecinos: "Me parece ridículo que se haya tardado tanto en hacer caso a esta pobre gente. Cuando me mudé a este pueblo hace 13 años ya oía hablar de esto. Además, a nosotros también nos beneficia que estén empadronados en Rivas. Así, el Ayuntamiento tendrá más ingresos".

Con la incorporación de los nuevos residentes, Rivas pasará a tener 60.000 y continuará siendo la localidad más joven de la región, con una edad media de 29,5 años. Por lo pronto, el Ayuntamiento ya ha enviado cartas de bienvenida a los nuevos vecinos y les ha anunciado una fiesta para celebrar su recién estrenada situación.