_
_
_
_
_
Crónica:Natación | Concluyen los Campeonatos de Europa
Crónica
Texto informativo con interpretación

Manaudou se corona en Budapest

La nadadora bate su propio récord del mundo de 400 metros libres y acaba la competición con cuatro medallas de oro y tres de bronce

La pequeña Janet Evans, la leyenda de las marcas increíbles, tiene sucesora. No nació en un suburbio de Los Ángeles, como ella, ni ha surgido de otra de las miles de prolíficas piscinas de la Unión. Tampoco viene de Australia, la otra potencia dominante. Los récords de Evans han empezado a caer bajo los brazos más corpulentos, más potentes, de una francesa meridional, nacida en Villeurbanne hace 19 años. Se llama Laure Manaudou y ayer cerró una semana de hazañas en la piscina de los Europeos de Budapest. Lo hizo con un despliegue de fuerza y recursos que confirman lo que se rumoreaba. Manaudou es la nueva reina de la natación mundial.

Se presentó en Budapest sin un plan definido. ¿Qué nadar? "Hasta el miércoles por la mañana no resolví mi calendario", confesó. La francesa tiene un abanico tan grande de posibilidades que en mitad de la competición decidió que no se limitaría a nadar los 800 y los 100 espalda. También se probaría en la prueba larga de estilos, cosa de combatir el aburrimiento con un poco de mariposa y otro de braza.

"Pienso que [Laure] no nadará más que los 800", dijo el martes su entrenador y tutor, el omnipresente Philippe Lucas, cuando le preguntaron si su pupila participaría en los 400 libres. "El que decide soy yo", recalcó.

Manaudou es célebre por su timidez y Lucas, con su piel atezada y su larga melena revuelta, podría figurar en una película de filibusteros. Nadie sospechó que los planes de Lucas se alterarían y mucho menos que fuese Manaudou la encargada de ponerlos patas arriba. Lo cierto es que Manaudou nadó los 400 estilos, los 800, los 100 espalda, los 200 libres, los 200 estilos y los relevos del 4x100 y 4x200 estilos y 4x200 libres. También nadó los 400 libres. "Fue un bonus", dijo. Y batió el récord mundial.

Manaudou conquistó cuatro oros y tres bronces. En la prueba de 400 libres celebrada ayer recortó en casi un segundo su propio récord. Hizo 4 minutos 2,13 segundos. Varios metros por detrás, a cinco segundos interminables, fatigaron las británicas Joanne Jackson y Catlin Mc Clatchey.

Manaudou se sintió insuperable desde que se lanzó al agua. Fue una de esas carreras que le dan rienda suelta. En los espacios abiertos, cuando nadie le disputa la primacía, la francesa no tiene límites. Los 400 libres no fueron como los 200, donde Otyla Jedrzejczak y Annika Liebs le supieron aguantar el tirón hasta el tercer viraje. En los 200 pareció intimidada ante el desafío y se dejó arrastrar por la turbulencia de sus rivales. Quedó tercera. Tal vez éste sea su punto flaco. Lo apuntó antes de la carrera Joan Fortuny, el entrenador de Erika Villaecija: "Manaudou no reacciona cuando alguien se le pone por delante. Nunca le he visto remontar una carrera".

No fue el caso de los 400 libres. Ayer Manaudou abrió la piscina como un yate, empujando el agua con su envergadura imponente, moviendo los brazos sin mucho estilo pero con toda la potencia. Sobre esta distancia, en mayo, destronó a Janert Evans nadando las ocho piscinas en 4 minutos 3,03 segundos. La estadounidense ostentaba la plusmarca desde 1988 con una marca de 4m 3,85s. Ayer Manaudou paró el cronómetro en 4m 2,13s.

Evans medía 1,56. Poseía unos pulmones privilegiados y un corazón de oro. Pero apenas lucía masa muscular. Manaudou tiene una complexión viril, mide 1,80, y domina un repertorio amplísimo. Evans sólo destacó como fondista y mediofondista de nado libre pero sus marcas en 800 y 1500 han sobrevivido más que ninguna otra, inaccesibles a las nadadoras chinas y a las alemanas orientales, con todos sus métodos deshonestos. Fue una gesta futurista que le dio un prestigio enorme. Pero Manaudou se acerca imparable. En la carrera de 800, el miércoles, estableció el récord de Europa con la tercera mejor marca de todos los tiempos: 8m 19,29s. Janet Evans lo hizo en dos segundos menos (8m 16,22s) hace 18 años.

La prueba de 800 definió el estado de la natación española. Erika Villaecija, la bandera del equipo, se presentó en Budapest para defender el oro que conquistó en el Europeo de Madrid. Ni siquiera alcanzó la final. Dijo que tuvo un mal día. Era su prueba. Ayer, en los 400 repitió una actuación decepcionante. Tampoco se metió entre las nueve primeras. No mejora sus marcas desde los Juegos de 2004. Arantxa Ramos lo hizo mejor: acabó sexta con su mejor marca (4s 14,44s).

Hace dos años el equipo español tuvo 25 finalistas y cinco medallas. En Budapest logró ocho puestos en finales. Ninguno alcanzó el podio.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_