Los 100 metros, manchados
Justin Gatlin ha dado positivo por testosterona. Gatlin es campeón olímpico de los 100 metros. Y Gatlin, por increíble que parezca, no es una excepción: tres de los últimos cinco ganadores olímpicos en 100 metros lisos han dado positivo a lo largo de sus carreras.
Un podio olímpico, el podio de los tramposos, resume los estragos que ha causado el dopaje en la velocidad. Sólo hay que mirar la foto de la final de los 100 de los Juegos de Seúl 88. Asusta. Ben Johnson, el cuerpo musculoso y ancho, potente, se llenó la boca de razonamientos técnicos para explicar sus marcas. Que si la salida Johnson. Que si el saltito para comenzar la carrera. Que si la posición de bola de cañón. Luego llegó Seúl. La final de los 100 metros. Y su estratosférica victoria en 9,79s. Ahí se descubrió el pastel: resulta que Johnson iba dopado. Que iba cargado de esteroides. Que por eso tenía ese cuerpo. Detrás suyo quedó Carl Lewis, oro cuando el canadiense fue desposeído del título y la marca. Tercero, bronce reconvertido en plata, fue el británico Linford Christie. Otro dopado. Un dopado con palmarés de oro, por cierto.
Linford Christie
Christie, sospechoso de dopaje desde la final de Seúl, unió a sus títulos europeos y mundiales el oro en los 100 de los Juegos de Barcelona 92. En aquella ocasión corrió en 9,96s. Siete años después, ya con 39, dio positivo por nandrolona. Hubo quien no se lo pudo creer. A Inglaterra se le caía un mito, transformado por la nandrolona en un tramposo que abusaba de un esteroide anabólico androgénico, de un medicamento sintético que le hacía crecer, agigantarse, al estimular su apetito, la fabricación de proteínas, el desarrollo muscular y la producción de glóbulos rojos. Aquel espanto fue demasiado increíble para la Federación inglesa, que le absolvió. Si la Federación Internacional (IAAF) no hubiera cerrado su carrera al confirmar la sanción de dos años sin competir, Christie hubiera seguido corriendo. Pero no le convencieron sus explicaciones. Tampoco las de Dennis Mitchell, bronce en Barcelona. Y eso que Mitchell dio una explicación nunca antes escuchada, la madre de todas las explicaciones.
Mitchell, como Floyd Landis, ganador del último Tour, dio positivo por testosterona en 1998. Una hormona masculina. Enseguida encontró explicación: había abusado del sexo y la cerveza, dijo antes de que la IAAF le sancionara con dos años sin competir. Gatlin, que ha dado positivo por la misma sustancia y puede ser sancionado de por vida, no ha usado esa explicación. Su historia es la más triste: él, oro en los Juegos de Atenas con 9,85s, rompe la línea de dos Juegos seguidos -Atlanta y Sidney- sin dopados en el podio de los 100 metros.
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