Estocada de Schumacher
El alemán gana por tercera vez consecutiva y se sitúa en el Mundial a 11 puntos de Alonso, quinto en Hockenheim
Los saltos de alegría de Michael Schumacher sobre el podio del Gran Premio de Alemania de fórmula 1 eran más propios de un chaval de 18 años que está empezando su carrera que de un curtido veterano de 37 años que lleva ya ganados siete títulos mundiales y posee una colección de récords dificilmente alcanzables. El alemán brincó sobre su coche, abrazó a Felipe Massa con quien quiso compartir el segundo doblete de la temporada, y bañó luego en champán a su compañero de equipo, que tantos cables le está echando en las últimas carreras. Aquello era más que ilusión, era la confirmación de que el Mundial no está decidido y, no sólo eso, sino que a partir de ahora Schumacher pasa a depender de sí mismo: si gana las seis carreras que quedan por disputar será el campeón, algo que nada más concluir la carrera, mientras daba la vuelta de honor y saludaba a su numerosa y jubilosa afición, le recordaron los ingenieros de Ferrari a través de la radio.
Ferrari ha dado pasos de gigante, McLaren y Honda han crecido y Renault parece dormido
Hasta este punto se le han complicado las cosas a Fernando Alonso. El español, con evidentes problemas de blistering -ampollas que aparecen en los neumáticos- en la primera parte de la carrera, perdió allí todas sus opciones y concluyó en una quinta posición que al menos le permitió salvar los muebles. Sin embargo, la ventaja de 25 puntos que poseía sobre Schumacher tras el Gran Premio de Canadá, ha descendido ahora hasta sólo 11. Es un auténtico problema, no porque la diferencia no continúe siendo importante, sino básicamente porque Renault ha dejado de ser el mejor coche del paddock y mientras Ferrari ha dado pasos de gigante en su evolución y otras marcas, como McLaren Mercedes y Honda, también han ido creciendo, la escudería francesa parece haberse dormido en sus laureles.
Lo que ayer ocurrió en el circuito alemán de Hockenheim, dejó varias evidencias sobre el asfalto. A la lucha que mantienen Schumacher y Alonso por el título se han incorporado terceros elementos que pueden causar auténticos destrozos en las huestes azules y amarillas. Ya no es sólo la constante colaboración y ayuda que en cada carrera está recibiendo Schumacher de su compañero de equipo Felipe Massa, que asume su condición de segundo piloto y cuenta con toda la complicidad de Ferrari para cumplir su misión. Ayer, Kimi Raikkonen (McLaren Mercedes) concluyó tercero, tras haber hecho la pole position, y el británico Jenson Button pareció despertar, tras cinco carreras sin puntuar, y situó su Honda en cuarta posición. Todos ellos restaron puntos a Alonso y, de alguna forma, favorecieron a Schumacher en su lucha por el título. Parece claro que en el futuro habrá que seguir contando con ellos y, tal vez, incluso con los pilotos de la escudería Toyota, Ralf Schumacher y Jarno Trulli.
El descalabro de Alonso pudo ser incluso más grande, si la suerte no se hubiera aliado con él desde los primeros compases de la carrera. En la salida, el asturiano adelantó a Barrichello y a Button y fue frenado sólo por Fisichella que aguantó la cuarta posición en las primeras vueltas. Sin embargo, los problemas con el blistering le fueron relegando hasta ser superado de nuevo por Button y casi por Pedro De la Rosa. Pero en pocos minutos, a Alonso le desaparecieron dos rivales que podían superarle: De la Rosa, que abandonó con un problema en la bomba de gasolina en la segunda vuelta, y Barrichello, a quien se le incendió el coche en 11ª vuelta.
Pero lo mejor para él estaba aún por llegar. Tras el primer repostaje, Fisichella sufrió también blistering y comenzó a rodar tan lento que se vio obligado a avanzar su segunda entrada en boxes. De allí salió ya por detrás de un Fernando Alonso que pasó a ocupar una sexta posición a la que parecía condenado. Y luego, cuando todo estaba decidido, el Williams de Mark Webber, quinto entonces, sufrió un problema mecánico y tuvo que abandonar. Ya en las últimas vueltas, Alonso se salió en una curva al intentar alcanzar a Button, mientras Fisichella pareció levantar el pie para frenar a Trulli, que iba por detrás, y no adelantar a su compañero. ¿Estrategias de equipo? Nadie quiso hablar de ello, pero dio la sensación de que esta vez el piloto italiano sí ayudó al español.
Lo que nadie cuestionó fue la superioridad de Ferrari. Schumacher y Massa fueron inalcanzables desde que Raikkonen entró a repostar en la décima vuelta y perdió el liderato. El campeón alemán logró la 89ª victoria y la 74ª vuelta rápida de su impresionante historial. Y lo que está por ver es si el problema de los bólidos de Renault ayer fue sólo de neumáticos. "Espero que sea eso y nada más", comentó Alonso a la televisión. El Mundial está más vivo y apasionante que nunca cuando restan seis grandes premios para su conclusión, empezando por el de Hungría, el próximo domingo en el circuito de Hungaroring.
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